Academia Play: Filósofos que cambiaron el mundo

Estimados docentes: El oficio del pensamiento ha hecho avanzar a la especie humana desde que tiene uso de razón. Incluso en la actualidad, que pareciera que el pensamiento como profesión no está muy de moda ni es rentable en el mundo de los negocios internacionales y el marketing, vemos cómo en tiempos de la incertidumbre causada por el coronavirus, muchos de nosotros, hombres y mujeres comunes y corrientes, volteamos la mirada para buscar a alguien que nos explique, desde la profundidad de su capacidad pensadora y desde sus conocimientos, qué está pasando con el mundo y sobre todo, qué va a pasar en el futuro.

Los filósofos son personas especiales, cada vez más escasas, capaces de entender y verbalizar aquello que los demás intuyen o concluyen sin lograr entender completamente de qué se trata. La filosofía escarba, explica, conecta, asocia ideas, juega con variables y posibilidades. Eso toma tiempo y estudio. No todos tenemos la obligación de convertirnos en filósofos, pero sí es un deber humano entrenar sus capacidades inteligentes para comprender rápido y mejor las situaciones a las que se enfrenta su vida, para evitar ser engañado por informaciones armadas para confundir o lograr ciertos comportamientos (consumo, afiliación política o religiosa).

De eso se trata el famoso pensamiento crítico que estimulamos en la escuela. Para que los niños y adolescentes tengan la posibilidad de sacar sus propias conclusiones sobre, por ejemplo, temas que en su desarrollo personal van a ser determinantes durante su paso por la escuela: gustos y preferencias (presiones sociales), identidad sexual, sensibilidad social, compromiso político, respeto por las normas, importancia de la solidaridad, etc. Si el pensamiento único dice, en el salón, por ejemplo, que el reggaetón es la mejor música del mundo y sus mensajes y bailes son excelentes para la salud mental; el pensamiento crítico libera al adolescente, hombre o mujer, de ese condicionamiento primitivo y le permite, sin dejar de disfrutar en momentos de distracción de una canción o ritmo pegajoso, explorar otros géneros musicales como la ópera, le jazz, el rock, la criolla o la africana, que le abrirán mundos diferentes y fascinantes fuentes de aprendizajes múltiples.

En la historia, los filósofos han orientado a la opinión pública para su óptimo desenvolvimiento. ¿Será justo que hoy los orientadores de la opinión pública sean personajes de la farándula o políticos?

EL LINK

https://www.lainformacion.com/opinion/carlos-salas/por-que-debemos-ensenar-filosofia-en-los-colegios-y-que-no-sea-una-tortura/23335/

EL DATO

• Hace no tanto tiempo atrás cuando se discutía la salida de la asignatura de filosofía dentro del currículum nacional chileno, se denotaba tanto explícitamente como implícitamente por parte de los defensores de esta iniciativa, su poca utilidad para los requerimientos de la vida hipermoderna del siglo XXI.
• Este tipo de vida, caracterizada por la búsqueda de la inmediatez de las experiencias y de las mercancías, hacía pensar que el quehacer filosófico, el cual, tendía históricamente a ser dentro del imaginario colectivo un proceso lento, circular y muchas veces carente de resultados prácticos – a ojos de las mentes más ingenieriles y científicas-, estuviera quedándose atrás en la carrera al progreso infinito del tercer milenio.
• Sin embargo, la irrupción repentina del Covid-19 viene a reexaminar ese paradigma un tanto condescendiente que las ciencias y mentes duras han tenido en torno a la utilidad de la filosofía en los asuntos humanos.
• Lo anterior, puesto que el aumento exponencial de los casos y las persistentes conducciones erráticas que han tenido los epidemiólogos y autoridades sanitarias alrededor del globo -en relación a la pandemia- han venido a cuestionar el halo de infalibilidad de la ciencia. Cuestionamiento que se da no en el ámbito particular de la medicina, sino más bien, en el ámbito de la propia integridad existencial del ser humano.

Fuente: El Mostrador.cl