Estimados docentes: Uno de los efectos más notorios de esta cuarentena que estamos atravesando todo este 2020 es la reducción de la actividad física. La implementación del trabajo remoto, desde casa, ha anulado actividades básicas como salir a caminar rumbo a un paradero o manejar un carro diariamente, caminar de oficina en oficina, subir y bajar escaleras en edificios o colegios. Igualmente, las restricciones han motivado el cierre de gimnasios y diversos centros de entrenamiento.

Y, por supuesto, los deportes profesionales también fueron suspendidos –el caso más notable ha sido, por supuesto, la suspensión de las Olimpiadas de Tokio que debieron ser en junio-, salvo en los últimos meses que ya han recomenzado campeonatos de fútbol, ante la presión de los grupos económicos asociados a esta actividad deportiva de importancia global.

En la educación en casa también se ha dado esta problemática, desde luego. Las clases de Educación Física, ya sea en patios, estadios, canchas de fulbito o en avenidas y parques (práctica inapropiada de muchos colegios privados pequeños, organizados en casas y no en locales pedagógicamente adaptados) se han paralizado. Es normal estudiar matemáticas, lenguaje, historia o computación sentado frente a una pantalla. Pero, ¿y los ejercicios?

La cuarentena ha ocasionado una reducción drástica de la actividad física de estudiantes, maestros y padres de familia. El sedentarismo, pasar muchas horas del día sentados, es dañino para la salud, eso todos lo sabemos. Por ello es importante que establezcamos rutinas diarias o interdiarias de ejercicios, para mantenernos en movimiento. Por sencillas que sean, estas rutinas permiten que se activen diversos sistemas hormonales y del metabolismo que contienen los efectos de la vida sedentaria asociada al trabajo y educación remota. Cuidemos nuestra salud y la de nuestros alumnos. 

EL LINK

https://as.com/deporteyvida/2020/04/15/portada/1586949396_648092.html

EL DATO

  • El aislamiento no significa la interrupción de la actividad física, sino que es una oportunidad para continuar con ella, mantener la sensación de normalidad y proteger la salud mental.
  • No se requiere un amplio espacio, si se eligen los ejercicios adecuados basta con el propio peso corporal y un equipo mínimo.
  • Además, existen estudios que indican que ejercitarse de forma regular contribuye a mejorar el sistema inmune, mejorando la capacidad corporal de combatir enfermedades comunes.
  • Por ejemplo, en temporada de gripe un aumento temporal de la temperatura corporal provocado por la actividad física puede inhibir el crecimiento de ciertas bacterias.
  • Sin embargo, si se está enfermo al hacer ejercicio se está forzando al sistema inmunitario a trabajar a pleno rendimiento, por lo que hay que tener cuidado con la duración, la intensidad, la frecuencia y el tipo de ejercicio, o se correrá el riesgo de una disminución temporal de la función inmunológica.
  • El factor psicológico de la pandemia contribuye al deseo de muchos de mantenerse activos en sus casas. El constante goteo de noticias de última hora y los bulos, además del hecho de no poder salir, pueden generar estados de pánico, estrés, ansiedad o depresión.
  • La generación natural de endorfinas que se produce en el cuerpo aumenta al realizar actividades físicas, contribuyendo a mejorar el estado de ánimo y reduciendo el estrés y la ansiedad.
  • Las reacciones físicas que provoca hacer ejercicio han demostrado ser eficaces en la mejora de la salud cardiovascular, la densidad ósea, la movilidad articular, la cognición, el estado de ánimo, la función metabólica, la masa muscular, el tono y la fuerza.

Fuente: Efe.com

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    músculos y mejora la capacidad para hacer
    esfuerzos sin fatiga.

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