La revolución francesa de 1789: Libertad, igualdad, fraternidad

Estimados docentes: Estos tres ideales de la Revolución Francesa, sin duda el hecho histórico, político y social más importante de finales del siglo 18, producido un día como hoy hace 232 años, aun son eso, ideales, en muchas de nuestras naciones. La libertad de la que gozamos en nuestras naciones se inspiró en aquel levantamiento –así como la democracia política recuperada ya no como concepto de los griegos sino como un retorno y escape del despotismo de las monarquías- es frágil y está sometida a otro tipo de esclavitudes (el dinero, las modas, el éxito inmediato).

La igualdad también se comenta mucho en campañas publicitarias pero hay innegables demostraciones de racismo y discriminaciones por otras cosas (posición económica, orientaciones sexuales, ideologías políticas, religiones, discapacidades) que generan cuestionamientos sobre qué tanto respetamos ese concepto de “igualdad ante la ley”.

Y en cuanto a la fraternidad, es decir, la hermandad entre seres humanos, vecinos, etc., a pesar de que siempre sabemos de casos –sobre todo en estos tiempos de pandemia- de individuos extremadamente solidarios y que exhiben gran respeto y amor hacia el prójimo, la verdad es que la filosofía de la competencia, la acumulación y el estatus social hace que se imponga un individualismo egoísta capaz de pasar por encima de todos para alcanzar lo que queremos, que es estimulado e inculcado a los niños y jóvenes como una fortaleza para enfrentar el futuro, un mundo hostil al que tenemos que vencer a toda costa.

Históricamente, la Revolución Francesa fue necesaria, a pesar de que vino acompañada de enormes hechos de violencia popular. La Declaración Universal de Derechos del Hombre, uno de sus principales legados, fue permanentemente irrespetada por el proceso posterior pero, como documento, es un adelanto en la evolución de las ideas sociales y políticas que inspiró a muchos otros movimientos descolonizadores e independentistas, entre ellos el del Perú.

Hoy, con toda la información disponible, obtenida de investigaciones serias y sin sesgos de ninguna clase, nuestros estudiantes y nosotros necesitamos desarrollar la capacidad de estudiar este –y otros temas- con una visión panorámica, recogiendo lo positivo y comprendiendo que, a pesar de su naturaleza imperiosa en el momento en que se produjo, también hay aspectos que degeneraron en otros vicios sociales y que no pueden tomarse como coartada para justificar momentos diferentes de la historia, marcados por otras necesidades y contextos.

EL LINK

https://nuso.org/articulo/la-revolucion-francesa-y-la-independencia-de-america-latina/

EL DATO

• Los grandes beneficiarios de estos cambios fueron quienes los habían provocado, los burgueses. En la práctica, la mejora de su situación se manifestó en una redistribución, favorable a su clase, del poder político y la propiedad privada. La posesión de bienes, libre de los condicionamientos señoriales, hizo que cualquier francés económicamente independiente fuese un elector y un posible miembro del gobierno del estado: un ciudadano.
• La Revolución también replanteó las competencias de la Iglesia y el Estado, en el pasado compenetrados. Por un tiempo separó a este último de la religión, sobre la base de las libertades de culto, conciencia y expresión. Prueba de este nuevo enfoque fueron los derechos civiles que se concedieron a protestantes y judíos, antes marginados. O, tras el concordato firmado por Napoleón, el trato entre iguales entablado entre París y la Santa Sede.
• Incluso el concierto internacional que encarna la ONU puede considerarse deudor del ideario de la libertad, la igualdad y la fraternidad. La Declaración de los Derechos del Hombre adoptada en 1948 tuvo un valioso borrador en la del Hombre y del Ciudadano de 1789.

Fuente: La Vanguardia