Estimados docentes: Este 1 de octubre en el Perú se celebra el Día del Periodista, ya que en esa fecha se fundó el primer periódico del país, el Diario de Lima. Desde entonces, mucha agua ha corrido debajo del puente y el periodismo, con todas sus luces y sombras, continúa siendo una de las profesiones de mayor predicamento en el desarrollo de la vida social, política, económica del país. Lamentablemente, no podemos decir lo mismo de su relación y compromiso con la educación.

Salvo muy contadas excepciones, el periodismo peruano se ha concentrado en dedicarse al cotilleo político, futbolístico y farandulero, reduciendo cada vez más los espacios dedicados de manera genuina y sin ambages, a la educación y la cultura de las nuevas generaciones. La intensa relación de dependencia entre la publicidad y los medios –periódicos, canales, radios, webs- que necesitan vender nuncios para subsistir, hace que eviten y/o erradiquen temas que consideran aburridos o no comerciales. Y los temas culturales y educativos son, precisamente, eso.

La situación no se ha moderado un ápice con la pandemia. Los canales de televisión, aun cuando colaboran –actualmente solo lo hace la televisión estatal- con la estrategia Aprendo en Casa, siguen dedicando el 80% de sus programaciones a propuestas que no ofrecen nada de valor.

Mientras tanto, la coyuntura política y las idas y vueltas de los arreglos entre grupos de poder hacen que los principales “líderes de opinión” le den tiempo a la educación solo cuando se trata de un tema político, que les permita criticar al gobierno de turno. O como una manera oportunista de presentar “casos aislados” como el del profesor Walter Velásquez, a quien ignoraron en todos los idiomas cuando lo dimos a conocer el año 207, antes de pandemia, por su talento para la innovación científica, tecnológica y educativa.

Por eso es importante lo que dice el periodista peruano César Hildebrandt, uno de los más experimentados, polémicos y cultos del Perú, sobre el rol del periodismo, dando consejos a los jóvenes estudiantes que, actualmente, se acercan a este oficio solo para estar dentro de la televisión y la subcultura del entretenimiento. Ver la entrevista completa aquí.

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EL DATO

  • ¿Tienen alguna relación la baja calidad de la oferta educativa y periodística en el Perú? Mucha. Cuando se refieren a la crisis de la educación, los periodistas apuntan a las escuelas y a los maestros, pero no pasa lo opuesto. ¿Por qué? Por un lado, porque muchos de los propios periodistas construyen un discurso moralista que los ubica como fiscales y jueces de todo cuanto pasa. Por el otro, porque el papel e impacto de los medios –parte de la educación mediática en la que tanto insistimos– son asuntos que no suelen abordarse en el aula.
  • Por esto resulta importante insistir en el rol del periodista en nuestra educación. Denunciar a quienes abjuran su misión de buscar la verdad, y a quienes canjean la romántica bandera de la objetividad –utópica, pero imprescindible– por la bandera de la popularidad, conseguida a punta de clickbaits, chismes, pruebas filtradas o el más burdo intercambio de favores.
  • Así es lógico que olvidemos –o no nos hayamos enterado– que el sistema educativo tiene más actores que los alumnos, los docentes o los padresActores como los periodistas, cuyo impacto en la educación es notable al ser los responsables de producir la información que consumimos todo el tiempo y que constituye la materia prima de muchas de nuestras decisiones cotidianas: desde por quién votar, qué alimentos consumir o hasta juzgar quién miente.

Fuente: EducaRed.com

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