Estimados docentes: Educar a los niños acerca de los desastres naturales tiene dos niveles de importancia, demarcados por la zona geográfica en que se trabaja en la enseñanza. Por un lado, tenemos a las poblaciones de áreas donde hay permanente riesgo e incidencia de desastres naturales. Por el otro, en las ciudades donde estos eventos no son necesariamente tan comunes pero que, de todas maneras, pueden ver afectados sus desarrollos ante la ocurrencia de sismos, derrumbes, inundaciones, etc.
Por ejemplo, si damos clases en zonas altoandinas -hablando de América Latina- o incluso en áreas apartadas de la capital, urbano-marginales, asentamientos humanos enclavados en cerros o a las riberas de algún río, es necesario no solo que describamos qué son, cómo se producen, cómo se clasifican los desastres, sino y mucho más vital es ofrecer información sobre qué hacer, por ejemplo, si las intensas lluvias hacen colapsar techos, o generan deslizamientos que amenacen nuestra vida y la de nuestros seres queridos. Vivir en zona sísmica, por ejemplo, es un campo de amplio rango para educación en estrategias de prevención, organización de maletines de emergencia, etc.
Y, si vivimos y trabajamos en zonas donde no se producen huaicos o lluvias torrenciales, tormentas eléctricas o terremotos, la educación relacionada a los desastres tiene que ver con la toma de conciencia y la solidaridad hacia aquellas personas que sí sufren las consecuencias directas de estas afectaciones naturales, así como conocer las causas, desde la evolución hasta los daños al medio ambiente generados por la actividad industrial humana, de estos desastres.
Lo cual abre un tercer nivel de importancia, el relativo a los cambios climáticos, fenómenos naturales asociados a este tema y qué podemos hacer, como habitantes del planeta, para reducir o mitigar ciertos impactos o corregir, como sociedad, comportamientos inapropiados como el de habitar masivamente cerros de pisos endebles, arenosos, o cauces de ríos que, al desbordarse, son potenciales bombas de tiempo que arrasan con poblaciones enteras.
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EL DATO
- La Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) define los desastres naturales “como cambios violentos, súbitos y destructivos en el medio ambiente cuya causa no es la actividad humana, sino los fenómenos naturales”.
- Los desastres naturales forman parte de los procesos de la Tierra. Los terremotos ocurren porque las placas tectónicas se reacomodan, los volcanes erupcionan para liberar energía del interior del planeta, las avalanchas suceden al contener gran cantidad de nieve, e incluso es comprensible que un incendio forestal sea ocasionado por un accidente.
- El avance de la tecnología ha hecho posible tomar medidas de precaución que elevan las probabilidades de salir ileso de un desastre natural. La Tierra es continuamente monitorizada para detectar a tiempo cambios que podrían poner en peligro la vida.
Fuente: Valor Compartido.com
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