Estimados docentes: Durante décadas, todos nosotros hemos consumido alimentos cargados de azúcar, lácteos procesados, sal y saborizantes, grasas saturadas, etc. Si bien es cierto la comida casera de antaño era mucho más saludable, las cantidades de estos productos que consumíamos nunca fueron las apropiadas para desarrollar hábitos de buena alimentación. Por el contrario, fueron programando nuestro paladar y, especialmente, nuestro cerebro, hasta niveles casi adictivos. Con la industrialización y la siguiente aparición de la llamada “comida rápida” -o “chatarra”-, de producción masiva y bajo costo, estas costumbres se hicieron normales, alterando la salud de las nuevas generaciones.
Por eso, los niveles de sobrepeso, diabetes infantil y demás dolencias asociadas a esta clase de alimentación están tan elevados en tiempos modernos. Como está comprobado científicamente, el consumo de frutas y verduras, legumbres y proteínas naturales en cantidades moderadas, es mucho más seguro para garantizar la salud cardiovascular, la producción de hormonas y enzimas que contribuyan al buen desarrollo de nuestros sistemas corporales, la masa muscular y densidad ósea. Pero la publicidad de los productos procesados, su fácil adquisición y naturaleza adictiva hacen difícil que las poblaciones corrijan este error con tantos años de posicionamiento.
Es necesario, bajo ese panorama -detallado en el documental que presentamos en este post, de la Deutsche Welle- replantear la forma que tenemos de alimentarnos si queremos, como colectivos sociales, iniciar un camino serio hacia la buena salud corporal y mental, que viene siendo minada en varios niveles por los consumos exacerbados de azúcar, grasas, aditivos artificiales y demás. Es difícil esta reeducación, en particular porque incluye enfrentarse a negocios globales con muchos intereses económicos de por medio. La pregunta es: ¿podemos, como docentes, asumir con éxito la necesidad de reeducarnos en cuestiones alimenticias y comerciales tan enraizadas para promover la mejora de la salud poblacional del futuro?
EL LINK
https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=67777
EL DATO
- El exceso de azúcar, grasas y carnes rojas incrementa los riesgos de padecer afecciones coronarias, diabetes y cáncer, todas enfermedades letales en las etapas avanzadas de la vida (principalmente en los países de ingreso alto).
- En consecuencia, el problema en los países menos desarrollados radica en que los pobres también viven en sistemas alimentarios pobres: los productos nutritivos (como los huevos, la leche, las frutas y los vegetales) pueden ser muy caros en estos países, lo que agrava las dificultades para diversificar una dieta conformada por alimentos básicos de menor valor nutricional, como el arroz, el maíz y el pan.
- El costo cada vez más bajo de los alimentos poco saludables es un problema mucho más complejo de abordar: el cobro de impuestos sobre estos productos puede ser una solución, pero en vista de que el precio calórico de los azúcares, los aceites y las grasas es sumamente económico, pensamos que podría resultar más eficaz enfocarse en la educación nutricional y la regulación de la oferta.
Fuente: Banco Mundial.org
Replantear la forma de alimentarnos se convierte en una estrategia para las sociedades.Lamentablemente la educación pública de mala calidad ,no contribuye en la formación de nuevas generaciones ,con los conocimientos adecuados para enfrentarse a la vida.
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