Estimados docentes: Casos recientes de bullying han estremecido nuevamente a las agencias noticiosas del mundo. Tanto en colegios de estados Unidos, Europa o el Oriente se vienen dando estos casos y, con más énfasis, tras el retorno a la presencialidad o semipresencialidad. Las explicaciones que ensayan los expertos van por el lado de la acumulación de estrés post-pandémico combinadas con las causas tradicionales de esta problemática que, sin ser nueva, ha empeorado con el paso de los tiempos debido a otras variables que no son tan cubiertas por los medios cuando se tratan estos asuntos.
Por ejemplo, en el Perú, hace un par de semanas se reportó que, en un colegio del sector privado, unos muchachos de 4to. De Secundaria arremetieron contra un alumno de 2do., es decir, eran mayores que él. Lo golpearon, le lanzaron insultos racistas, lo hirieron hasta dejarlo inconsciente. Y se trata de una de las instituciones privadas más “prestigiosas” y, sin comillas, costosas del país. Esta violencia excede los conceptos clásicos de los estudiantes tratando de establecer roles y liderazgos, argumentos con los que siempre se ha tratado de entender esta dinámica de peleas entre jóvenes, por lo general, del mismo salón o grado.
¿Por qué se ha degradado tanto el bullying? Ha pasado de ser una forma de interacción que, aunque agresiva, formaba parte del crecimiento y la formación de la personalidad, a volverse un acto de abuso sistemático y enfermizo, delincuencial. Las razones están en lo que estos jóvenes y adolescentes consumen en televisión, redes sociales y plataformas de streaming. Ya no se trata de buscar su espacio y generar relaciones de poder y/o respeto. Ahora se trata de minimizar al otro, humillarlo, quitarle sus cosas permanentemente, quebrarlo para que se sienta menos que los demás. Las consecuencias de esto son, en muchos casos, fatales.
Por eso es bueno que estemos siempre alertas para reducir estas ocurrencias en las escuelas.
EL LINK
EL DATO
- El bullying implica un comportamiento intimidatorio, destructivo, agresivo, reiterativo e intencional en el que se presenta un desbalance de poder y que se ejerce de manera continua sobre una misma persona.
- Esta situación ha tenido un efecto innegable en el desarrollo emocional de nuestros niños, niñas y jóvenes, quienes hallaron en las redes sociales y en la virtualidad el medio para mantenerse en contacto y para no perderse de sí mismos ni de los otros.
- La presencialidad ha implicado para nuestras niñas, niños y jóvenes, un reaprendizaje social y emocional que debemos comprender para intervenir adecuadamente.
Fuente: Diario El Tiempo.com
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