Estimados docentes: La industrialización viene contaminando el aire que respiramos desde hace, aproximadamente, 40 años. ¿Se imaginan la cantidad de partículas dañinas y potencialmente venenosas que se integran, a diario, a nuestra atmósfera, desde las grandes fábricas procesadoras de plástico, por ejemplo? O las famosas compañías de hidrocarburos que, en el afán por extraer más y más productos, vierten de todo en ríos, lagunas y aires a nivel mundial.

Este problema de la contaminación ambiental parece, cuando pensamos en esas fuentes de agentes perturbadores de la naturaleza, incontenible y siempre en aumento. Por eso, las campañas que buscan concientizar a las poblaciones a ser más ordenados y juiciosos en el uso de plásticos, materiales contaminantes y químicos, caen siempre en saco roto porque ni el reciclaje doméstico ni los cambios personales de hábitos parecen suficientes para mitigar los impactos negativos que la actividad industrial humana causa y sigue causando, mientras esto se escribe.

En todo caso, lo que necesitamos es que las nuevas generaciones comprendan que todo aquello que dan por sentado -la electricidad, el agua potable, el aire que respiran, los alimentos que consumen- no durarán para siempre. Y que no importa si en sus tiempos de vida -probablemente entre 80 y 90 años- eso no les cause muchos problemas, si viven en zonas urbanas, pero que para sus hijos y nietos ya no será tan habitable este mundo con temperaturas alteradas, recursos naturales escasos y sobre poblaciones en escalada. Así estamos.

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EL DATO

  • Dicen que es una de las enfermedades más destacadas del siglo XXI. Hay que remarcar que la contaminación provoca diversos daños, tanto físicos como psíquicos y que incide directamente en nuestra salud.
  • La OMS concluye que 7 millones de muertes cada año debidas a la contaminación atmosférica. Explican que desde hace menos tiempo hay un vínculo más estrecho entre la exposición a la atmosférica en general y la del aire de interiores y las enfermedades cardiovasculares, como los accidentes cerebrovasculares y las cardiopatías isquémicas, así como entre la contaminación atmosférica y el cáncer.
  • Cada vez hay más pruebas que demuestran los vínculos entre la del aire ambiente y el riesgo de enfermedad cardiovascular, incluidos estudios realizados en zonas muy contaminadas.

Fuente: OK Diario.com

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