Estimados docentes: El respeto y la tolerancia a la evolución y desarrollo de lo que solemos llamar “ideología de género” es un tema complejo que, en contextos escolares, involucra dinámicas que deben tratarse con suma responsabilidad y claridad de conceptos. En los últimos años hemos visto una explosión de “nuevas identidades” de género que han producido un panorama de confusión para llegar a un entendimiento cabal de hasta dónde podemos llegar con este tema.

La homosexualidad, existente desde que el mundo es mundo -en Grecia y Roma antiguas era un tópico bastante asumido por estas sociedades ancestrales- comenzó a tomar carismas diferentes con cuestiones como el exhibicionismo y el surgimiento de corrientes -especialmente desde la religión- contrarias a esta opción. Es verdad que la dicotomía masculino y femenino nunca ha sido la única, pues como hemos dicho existió siempre “la otra” opción. Pero también es verdad que la separación en dos géneros aun es, por motivos de evolución, la mayoritaria.

Los roles tradicionales de «masculino» y «femenino» -niños se visten de azul/niñas de rosado; hombres son mecánicos/mujeres son secretarias; y así- aun existen pero de manera diferentes, pues conviven con el amplio catálogo de desarrollos psicológicos que producen diferencias, todas respetables, y formas de crianza que ya no se orientan a estereotipar a cada individuo. Por ejemplo, abrirle la puerta del auto a una mujer, un acto que antes se asociaba a la cortesía, hoy genera resistencias en ciertos sectores pues consideran que se estaría «reduciendo» la innegable capacidad que tienen las mujeres para abrir ellas mismas una puerta. Tales confusiones y extremos solo producen una atmósfera de confrontación, innecesaria para la vida armónica al interior de los colectivos sociales. No debemos caer en ello.

La situación se torna más compleja si vemos el variado listado de opciones que hoy se aceptan, en determinados círculos, todas con los mismos niveles de exigencia de reconocimiento dentro de un esquema social que hasta ahora se muestra incapaz de normalizar toda esta revolución de alternativas. No se trata de rechazar lo que consideramos diferente. Se trata, en todo caso, de que tanto las opciones diversas como las opciones, por llamarlas así, tradicionales, aprendan a que convivir armónicamente entre todos no equivale a imponer, ni de un lado ni de otro, las formas de sentir, vivir y crecer de cada cual. Todos nos debemos respeto y, en ese sentido, todos tenemos mucho, muchísimo, que aprender.

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EL DATO

  • Los estereotipos de género comienzan a formarse desde que los niños son bebés. En cualquier caso, no afectan a la forma en que se relacionan entre ellos hasta el inicio del periodo escolar.
  • Hace algunos años surgió el concepto de coeducación, que busca sustituir el enfoque tradicional de la “educación mixta” que se limita a organizar a alumnos y alumnas en las mismas aulas.
  • Es necesario que en el entorno educativo comience a trabajarse con la coeducación para que así se consiga una igualdad de género efectiva construida desde la base de nuestra formación como personas.

Fuente: Educación 3.0

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