Estimados docentes: La obsesión por la apariencia física está atada a uno de los más grandes temores de las sociedades occidentales -aunque ahora muchas sociedades orientales han sido permeadas también por esta tara mental-: el temor a envejecer. Desde hace décadas se venera a la juventud y se deplora a la ancianidad, a la vejez. La publicidad, una de las disciplinas que más han dominado la vida de nuestros colectivos sociales durante los últimos ochenta años, ha impuesto una serie de patrones de belleza juvenil que, si no se alcanzan, condenan al ostracismo, el complejo de inferioridad, la soledad.
¿Por qué creen, colegas, que hoy -más que en ninguna otra época- abundan las cirugías plásticas? ¿Por qué vemos a personas cada vez más jóvenes, hombres y mujeres, modificándose diversas partes de sus rostros, cuerpos y atributos propios de su raza natural -cambio de cabello, maquillajes para la piel, lentes de contacto- para “verse mejor”? Es por la obsesión que tienen por su apariencia, para parecerse a la estrella del cine, la cantante/el cantante de moda, para ser más popular en redes.
Lamentablemente, a pesar de que todos los días vemos cómo determinadas personas destruyen sus caras y sus cuerpos con exceso de operaciones quirúrgicas -rinoplastias, inyecciones en la piel o en los labios, implantes de siliconas, etc.- esta tendencia sigue avanzando de forma indetenible, sobre todo porque desarrollar esta obsesión por la apariencia física es una de las principales amenazas de las redes sociales. los selfies compulsivos, la aplicación de filtros, la posibilidad de falsear todo, desde cómo nos vemos hasta el lugar donde estamos, genera una inagotable competencia para definir quién se ve mejor, quién luce más joven, más atractiva, más guapo. Es una fuente permanente de traumas, frustraciones que incluso pueden llevar a los más frágiles a atentar contra su integridad física o su vida.
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EL DATO
- Parece inevitable compararse con el yo ideal retocado con filtros, que persiguen una simetría perfecta y unas facciones poco ajustadas con la realidad. Al realizar la comparación, hay personas que tienden a obsesionarse con esa parte de su cuerpo o cara que no les gusta, generando complejos que quizá antes no existían.
- Además, existe la probabilidad de sufrir otras consecuencias psicológicas como disminución del estado de ánimo, baja autoestima, reducción de la actividad, inapetencia por realizar actividades o aislamiento al no querer relacionarte con personas en la vida real.
- Los/las adolescentes son la población más vulnerable a este tipo de consecuencias, debido a que son los que más usan las redes sociales y además están en proceso de formación de identidad, la cual está influida por el contexto social y el entorno.
Fuente: Cuidate.com
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