Estimados docentes: Los seres humanos somos animales de costumbres y adaptaciones. El complejo mecanismo de nuestro cerebro hace que fijemos como realidades absolutas cuestiones que deberían ser, por lo menos, cuestionables. Y muchas de ellas están relacionadas a la alimentación. Situaciones como la industrialización y la masificación de la venta de productos ha hecho que surjan corporaciones interesadas en que esas realidades permanezcan inamovibles. Es un reto tratar de desmitificar ciertos asuntos porque nuestros mismos hábitos y creencias nos lo impiden.

En esa línea de análisis, el tema del consumo humano de leche durante la edad adulta es uno de los que más controversias levanta, puesto que cada vez son más los científicos y nutricionistas que vienen recomendando, con serias bases de investigaciones, dejar la idea de que la leche de otras especies se necesita para nuestra salud. Es más, señalan una serie de problemas que genera a nivel del funcionamiento del aparato digestivo del homo sapiens. Como sabemos, ninguna otra especie animal, una vez dejada la etapa de formación y desarrollo, toma leche para subsistir. ¿Por qué nosotros sí tendríamos que hacer eso?

Aquí es donde viene el tema del sistema de creencias. Desde hace muchos años, cuando la tecnología, la medicina y la ciencia nutricional no estaban tan avanzadas como ahora, se escribió sobre piedra que la leche de vaca era esencial para el desarrollo de nuestros huesos y que apoyaba al crecimiento de los niños, como un complemento posterior a la leche materna que dejamos de consumir, en promedio, entre los seis meses y el primer año de vida. Pero eso no parece ser tan cierto, si atendemos a los últimos desarrollos científicos que analizan el tema, de los cuales trata el médico que dejamos en este video. Es un buen tema para estudiar y actualizar, aun cuando la publicidad de las empresas que comercializan leche de vaca y otros productos derivados -que serían aun más dañinos- inviertan millones de dólares anuales para que esa creencia se mantenga.

EL LINK

https://www.bbc.com/mundo/noticias-49840016

EL DATO

  • El punto de partida es que la leche no es necesaria para nuestra salud. A pesar de que desde pequeños nos han aconsejado beber leche para crecer y tener huesos fuertes, el ser humano no necesita ingerir este alimento a partir de los 2 o 3 años de edad, cuando ocurre el destete.
  • Por un lado, un mayor consumo de leche se asocia a una mayor fragilidad ósea y a una mayor probabilidad de sufrir osteoporosis, sobre todo si se consume en la edad adulta (1). Y es que la leche, en vez de generar huesos fuertes, los desmineraliza porque, al ser un alimento altamente ácido, su consumo excesivo lleva a que nuestro organismo tenga que utilizar el calcio de los huesos para mantener el pH sanguíneo en su punto correcto.
  • Como últimas consideraciones cabría decir que, así como la leche puede generar problemas, los productos fermentados derivados de la misma, como el yogur, el queso o el kéfir, tienen efectos positivos en nuestro organismo. Se digieren más fácilmente y son ricos en bacterias beneficiosas (probióticos) cruciales para la salud.

Fuente: SlowLove.es

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