Estimados docentes: Entre las costumbres alimenticias que nos impuso nuestra educación durante décadas, está la necesidad de comer tres veces al día -desayuno, almuerzo, cena- y, a veces, entre almuerzo y cena, algunas familias con mayor poder adquisitivo se daban tiempo para consumir un lonche -por lo general, un café o té acompañado de algún sándwich o postre- con lo cual activábamos nuestro metabolismo a cada rato, a razón de seis o siete horas entre consumos.
Sin embargo, los avances de las ciencias nutricionistas y la medicina nos han permitido saber que este rol de comidas diarias no es tan necesario, ya que el cuerpo acumula suficientes reservas como para soportar sus actividades habituales con solo una vez de ingerir alimentos. Más allá de entrar al detalle de qué comer y qué no -algo que podemos ir haciendo en post, como en otras oportunidades- este nuevo aprendizaje nos dice que, comiendo una sola vez al día y que, en esa comida, se contengan los nutrientes necesarios para dar energía, no ponemos en riesgo nuestra salud corporal y cerebral. Todo lo contrario.
A esta nueva forma de alimentarnos se le viene llamando, actualmente, ayuno o ayuno intermitente, en relación a la disciplina de ayunar -es decir, de dejar de consumir alimentos- que es muy practicada en otras latitudes para limpieza de cuerpo, cerebro y alma. Con el tiempo, suponemos, si las campañas publicitarias asociadas a la comida algún día se reducen y no van en contra de este reaprendizaje alimenticio, dejará de considerarse un ayuno -algo que, de por sí, ya nos hace pensar en algo que se hace pero empujando a la voluntad a hacerlo- y será la forma normal de alimentarnos.
Por supuesto que el ayuno o ayuno intermitente debe ser ejecutado con cierto manejo de información, no es dejar de comer porque sí. Si se cuenta con el apoyo de nutricionistas o expertos, mejor aun. Y también es necesario entender que es una práctica asociada a la vida adulta, no recomendada a niños o niñas en crecimiento. Como el consumo de la leche de vaca, que debería cesar a determinada edad temprana, las famosas tres o cuatro comidas diarias también deben abandonarse una vez alcanzado el máximo desarrollo de cada individuo.
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EL DATO
- Los niños están en constante crecimiento tanto físico como mental y requieren enormes cantidades de energía para poder desarrollarse. Sus requerimientos nutricionales son mayores que los de los adultos y su alimentación en estos primeros años marcará en parte su salud futura, por lo que es importante cuidar su alimentación y evitar prácticas peligrosas.
- Pasar más de 3 horas sin ingerir alimento por el día, cuando las demandas de energía son mayores, puede causar ciertos problemas a los chicos como estreñimiento, malnutrición, sistema inmunitario bajo, cansancio y falta de energía, problemas para concentrarse.
- El ayuno intermitente se ha puesto de muy moda y son muchos los famosos que hablan de sus beneficios para la salud… ¿Son ciertos estos beneficios? ¿Pueden los niños seguir este tipo de intervención alimenticia?
Fuente: Compartir en Familia.com
El ayuno ,se reduce la liberacio’n de
sustancias q’ propician la inflamacio’n
en el cuerpo y se asociá con mu’ltiples
emfermedades cro’nicas como las car
diovasculares,diabetes,alzheimer,artri
tis y hasta ca’ncer,q’ provocan cambios
positivos importantes en los niveles de colesterol.El ayuno para Dios,es un
medio de discernir la voluntad de Dios
poderoso en la oracio’ n.