Estimados docentes: Este miércoles 1 de mayo celebraremos una vez más el Día del Trabajador, una fecha muy especial pues conmemora las luchas sociales de obreros en búsqueda de establecer derechos que, con el tiempo, se convertirían en parte fundamental de la vida económica de los países en el mundo entero. El origen del trabajo puede ubicarse, dependiendo del enfoque, en las historias antiguas de la Biblia –“ganarás el pan con el sudor de tu frente”- o, más pegados a la historia contemporánea, en las relaciones entre empleados y empleadores que comenzaron a surgir a mediados del siglo 18, durante la revolución industrial. Lo cierto es que desde que el mundo es mundo, nuestra especie necesita trabajar. Y, desde luego, para trabajar uno necesita primero aprender a hacerlo.
Cuando hacemos una búsqueda en Google sobre educación para el trabajo o educación laboral, más aparecen links y notas sobre “el trabajo en equipo” pero resulta difícil encontrar información apropiada para enseñar acerca de la importancia del trabajo en sí mismo. “Trabajar en equipo” está más asociado a la realización de tareas colaborativas, comunes en los currículos escolares. De allí su uso permanente en páginas dedicadas al tema del proceso enseñanza-aprendizaje. Pero aprender a trabajar, a ganarse la vida, tiene que ver con cosas más amplias, capacidades y sobre todo visiones de cómo queremos desarrollar la formación de los individuos que, estando en edades escolares, no son aun sujetos aptos para trabajar (el trabajo infantil y adolescente, aunque existe, está prohibido en muchos países).
La realidad nos pone delante de situaciones en las que es debe primar la experiencia por encima de la teoría para entenderlas. Por ejemplo, en espectros socioeconómicos de pobreza o extrema pobreza -incluso en clases medias poco acomodadas económicamente- vemos que niños y adolescentes comienzan a trabajar incluso antes de concluir sus estudios escolares, muchas veces en pésimas condiciones, para ayudar a sus familias, a sus padres. Esto distorsiona el camino ideal que debe tener un estudiante de colegio, pero existe y es muchísimo más común de lo que pensamos.
En las aulas podemos aprender a trabajar, a cumplir responsabilidades y a reconocer el valor que tiene realizar labores u oficios y recibir una recompensa económica por ello. Desde los primeros años de la Educación Básica, la noción de trabajo como actividad digna, necesaria para el ordenamiento económico y vital para la supervivencia en distintos niveles (ganar dinero, obtener experiencia, socializar, etc.) puede quedar fija en la mente de nuestros estudiantes, para su aplicación en el futuro.
EL LINK
EL DATO
- Para los individuos, el trabajo es un factor importante en la estructuración de la identidad personal y social, de los vínculos familiares y sociales, de las oportunidades de ganar dinero y, por tanto, de acceder a una serie de bienes, servicios y actividades esenciales y no esenciales.
- En el pasado, la gente no trabajaba en el mismo sentido tradicional que hoy. En su lugar, podrían haber tenido un terreno y cultivar sus propios alimentos mientras criaban animales. No todo el mundo tenía acceso a los mismos suministros ni contaba con las mismas habilidades, así que intercambiaban sus bienes o su tiempo para conseguir lo que necesitaban.
- El estatus del trabajo en las sociedades contemporáneas es el resultado de un largo proceso histórico. No sólo es un medio indispensable para reforzar el sentimiento individual de utilidad y pertenencia, sino también para proporcionar recursos financieros. El trabajo también es fundamental en otros aspectos.
Fuente: Crescendo Project.com
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