Estimados docentes: Hasta hace tres décadas, en los cursos universitarios de periodismo gráfico, se hablaba de obturadores, ISO, saturación, técnicas para revelar rollos, exposición a la luz para lograr efectos en la impresión, tamaños de fotos (carné, pasaporte, jumbo). También se comparaban tipos de cámaras: semi profesionales, profesionales; tipos de lentes. Nos admirábamos cando, en las coberturas periodísticas del extranjero, veíamos cómo los expertos montaban poderosos lentes y equipos de iluminación (flashes), para aumentar la calidad, la nitidez, el poder de acercamiento.

Hoy siguen existiendo esa clase de fotógrafos, por supuesto. Los vemos en las transmisiones de la Eurocopa, en las entregas del Oscar, en las reuniones de Presidentes. Pero lo que cambiado de manera radical es la forma en la cual el individuo común y corriente se relaciona con la fotografía. Lo que antes era un capítulo aparte, independiente, casi un arte, dentro de las comunicaciones audiovisuales, hoy -sin haber dejado de serlo del todo- está totalmente a la mano de cualquiera, sin ninguna educación técnica de por medio como requisito. Es decir, cualquier persona que tenga en su bolsillo o en su cartera un celular “de alta gama” puede ser fotógrafo y hasta ganarse la vida con ello si así decide hacerlo.

Claro, siempre habrá una diferencia entre quienes dominan conceptos visuales, de iluminación, de perspectivas, y quienes simplemente dirigen las cinco cámaras de su Galaxy y presionan el botón táctil. Pero, pensando en eso, otro de los cambios radicales es que hoy son los teléfonos los que miden exposición a la luz, intensidad de flash, contraste de sombras, saturaciones y demás, dejando al usuario la única función de hacer click. Esta posibilidad ha transformado a la fotografía profesional que ve cada vez más acotados sus campos de acción, frente al avanza de la fotocelular, el selfie y los audiovisuales en movimiento, aunque esto último también tiene a millones de usuarios que, a través de tutoriales de YouTube, pueden convertirse en camarógrafos y editores sin saber leer ni escribir casi.

Ustedes, colegas ¿qué opinan de eso?  

EL LINK

https://www.fotogeek.com/actualidad/la-revolucion-de-los-smartphones-en-la-fotografia

EL DATO

  • La fotografía ha pasado de ser una disciplina de pocos a la cotidianeidad con el impulso de redes como Instagram, Snapchat o Twitter, en las que «sin nociones de fotografía ni cultura audiovisual hay gente que retrata todo lo que hay», por lo que, Rivas insiste, es necesario «saber cuándo usar las cosas»y no, por ejemplo, abusar de los selfis.
  • Para Rivas, la unión entre el periodismo y la fotografía con el móvil ha sido positiva por las ventajas que ofrece a la profesión «su portabilidad y reducido tamaño», tanto para «entrar en zonas donde de otra manera no se podría como psicológicamente», ya que «con ella las personas se sienten menos invadidas».
  • Sacar el móvil, disparar, hacer eterno cada instante y además compartirlo son las grandes ventajas que ofrece la fotografía con los teléfonos inteligentes, pero su explosión gracias a las redes sociales ha degenerado en un exceso de selfis, que además pueden afectar a la privacidad personal.

Fuente: La Razón.com

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