Estimados docentes: Durante la última semana, Francia ha sido el centro de las noticias internacionales en el mundo entero, tras las elecciones parlamentarias en las que una coalición de partidos de orientación hacia la izquierda, organizados y en consenso, le cerraron el paso a la opción de derechas extremas que lideraba una de las políticas más controvertidas de la zona. La población, de manera democrática y, sobre todo, pacífica, ha dado una lección al mundo político moderno de cómo hacer escuchar su voz, ante lo que consideran amenazas para su destino, por más presupuestos y campañas millonarias o por más poder que ostentes frente al empresariado del siglo XXI. Más allá de las opiniones políticas que tengamos, es una exhibición del poder real de la ciudadanía en un estado de derecho que funciona.
Hace 235 años Francia también fue el centro de la noticia mundial, y también a partir de los deseos innegables de todo un pueblo por lograr un sistema de gobierno que se acerque a lo que, en ese momento, era considerado justo y equitativo. Pero en aquella ocasión los métodos no fueron tan diplomáticos, por decirlo de alguna manera. En 1789, una población cansada y enardecida ante los sistemas monárquicos que aseguraban beneficios para unos cuantos mientras las mayorías vivían la límite de sus posibilidades humanas, se levantó e instauró una serie de cambios radicales para terminar con una elite que tenía sometidos a los demás, creyéndose superiores que el resto y acumulando toda la riqueza para sí mismos y sus allegados más cercanos.
La Revolución Francesa fue uno de los hechos políticos, ciudadanos y sociales más importantes del siglo XVIII, porque puso final de una manera extremadamente violenta a una enorme cantidad de abusos que hundían en la desesperanza a familias enteras. A partir de aquella sangrienta Toma de la Bastilla y el posterior ajusticiamiento de los principales enemigos de la población francesa de entonces, se establecieron varios de los cambios en el derecho, la política, la educación y la administración de justicia que, de una u otra forma, rigen hasta hoy. Temas como el derecho a la educación, las elecciones y hasta la declaración universal de los derechos humanos de 1948 tienen su raíz en los efectos de esta revolución. Y es que, a veces, hablando de política, debe aplicarse lo que aplicamos en temas de salud: a grandes problemas, grandes soluciones. Por eso es importante seguir estudiando sus efectos e influencias para entender que “revolución” no fue siempre una mala palabra.
EL LINK
https://educahistoria.com/el-legado-de-la-revolucion-francesa/
EL DATO
- La Revolución Francesa fue un movimiento político, social, económico y militar que provocó el derrumbe de la monarquía absolutista de Luis XVI con el objetivo de establecer un Gobierno republicano y democrático.
- Así, aquella nueva Francia se convirtió en la protagonista del escenario político europeo. Todo el mundo miraba, entre fascinado y horrorizado, el renacer de la nueva nación tras una Revolución en la que no faltaron numerosos episodios de extrema violencia (el período comprendido entre 1792 y 1794 ha pasado a la historia como el «reinado del Terror»
- De hecho, los ecos de la Revolución supusieron un estímulo para las luchas por la independencia emprendidas por algunos de los llamados «libertadores» en Sudamérica, como el venezolano Simón Bolívar o José de San Martín en Argentina, Chile y Perú.
Fuente: National Geographic
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