Estimados docentes: Lo vemos todos los fines de semana o en cada evento futbolístico importante. Donde antes hubo comerciales acerca de zapatillas, ropa deportiva o accesorios para la práctica del “deporte rey”, hoy la publicidad en la previa, en el entretiempo y al final de cada partido de fútbol es de compañías de apuestas online. Y su rango de acción es tan amplio que uno puede encontrar partidos de su propio país como también de campeonatos que se están realizando al otro lado del planeta, en países que ni siquiera sabíamos que existían.

Esto último no es una exageración. En una ocasión, en los pasillos de un supermercado muy conocido de Lima, capital del Perú, dos jóvenes trabajadores encargados de reponer productos en los anaqueles, aprovechando que no había clientes haciéndoles preguntas ni cajas que dejar vacías, compartían sus expectativas acerca de su próxima ronda de apuestas. “Este equipo es de Túnez, ¿dónde queda ese país?” preguntó uno. Y su interlocutor, dudoso, le repreguntó: “¿Es un país o una ciudad?”. Nosotros, profesionales de la educación, sabemos por supuesto que Túnez es un país y que está al norte del África. Y también sabemos que no tenemos nada que ver con su campeonato local de fútbol. Pero para el submundo de las apuestas online, es solo una oportunidad de hacerte creer que puedes ganar si aciertas al resultado.

El negocio de las apuestas online apela a las mismas fuentes de condicionamiento que propulsan la adición a los casinos y las máquinas tragamonedas. Necesidad de ganar mucho dinero gracias a un golpe de suerte, sentimientos inmediatos de gratificación asociados a la potencial oportunidad que se crea cuando uno está “a punto de” ganar algo, frustración al perder varias veces que conlleva a jugar de nuevo, etc.  y como toda ludopatía, las apuestas online también generan profundas adicciones que acaban con los sueldos -no importa que sean altos o bajos como los protagonistas del ejemplo-, destruyen familias y crean problemas personales de muy difícil solución.

Los docentes debemos estar atentos para orientar correctamente a nuestros estudiantes para que no caigan en este problema, usando sus teléfonos bajo la fantasía de que algún día pueden ganar el premio mayor. Lamentablemente, cuando uno busca información en internet, es más fácil encontrar videos sobre cómo aplicar “técnicas matemáticas para acertar” que recomendaciones para no convertirnos en una estadística más cautivada por la publicidad y la promesa de la “suerte”.

EL LINK

https://www.cronista.com/infotechnology/actualidad/juego-online-conductas-de-riesgo-en-los-jovenes-y-necesidad-de-una-nueva-regulacion/

EL DATO

  • Las apuestas deportivas, y entre ellas las de fútbol, son ya la primera actividad del juego online (72,3%), con un volumen de operaciones de más de 97 millones de euros anuales (el 53% del negocio). Los menores de edad han irrumpido con fuerza en este mercado, lo que ha hecho saltar todas las alarmas. El 14% de los jóvenes de entre 16 y 17 años apuesta online, y uno de cada tres apostantes menores tiene menos de 15 años.
  • Cuanto antes empieza el adolescente a jugar, mayor es el riesgo de que desarrolle un trastorno. A nivel estatal, las cifras de menores con algún problema de juego u otras adicciones (como  a internet o a los videojuegos) es de entre el 5% y el 10%.
  • El perfil más habitual del menor ludópata es el de un adolescente que pasa de media en Internet entre 2,2 y 3,5 horas al día, muy impulsivo, entre los 15 y los 17 años, con una necesidad de búsqueda de sensaciones, y con dificultades para gestionar emociones.

Fuente: GapTain.com

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