Estimados docentes: ¿Cómo no van a estar cansados nuestros alumnos, si están todo el día pegados a sus celulares o tabletas? La fatiga visual y cerebral a la que nos somete la vida moderna -pantallas en la oficina, pantallas cuando caminamos mirando nuestros teléfonos, pantallas en las maratones de Netflix- es un efecto que no debería sorprender a nadie. Y lo mismo ocurre con nuestros estudiantes. Hace treinta o cuarenta años, íbamos al colegio en movilidad escolar, en el auto de la familia, en transporte público o caminando, sin más distracciones que las de nuestros propios pensamientos. Y si estábamos en época de exámenes, pensábamos en lo que habíamos estudiado o en lo que nos faltó estudiar.
Hoy es muy difícil pensar en alumnos concentrados en sus materias si, cuando van camino a sus instituciones educativas, tienen los audífonos puestos a todo volumen, escuchando sus reggaetones favoritos, ruidosos y repletos de mensajes vacíos; o están sumergidos en algún metaverso paralelo generado por la IA, saltando y escapando de monstruos inexistentes, disparando armas letales a diestra y siniestra, o viendo cosas aun peores (¿están familiarizados con el concepto “deep web”?). Todo esto distrae, desenfoca, altera la memoria y la concentración. Y, por supuesto, cansa.
Además de ello, tenemos las razones tradicionales, por llamarlas de alguna manera, de lo que hoy llamamos fatiga escolar: el estrés que puede provenir de una situación familiar inestable, problemática, la presión de padres exigentes en cuanto al desempeño escolar, la hiperactividad física, etc. Las fuentes de ese cansancio son tantas que al añadirle nuevas como las descritas en el primer acápite, hacen que la situación de niños y adolescentes en edad escolar se haga aun más problemática. Y la de los maestros, encargados de detectar problemas y buscar soluciones, más desafiante, que exige de nosotros preparación, profesionalismo y mucho cariño por nuestra profesión y nuestros alumnos.
EL LINK
https://blogs.elpais.com/ayuda-al-estudiante/2014/01/estudiantes-agotados-antes-de-empezar.html
EL DATO
- En el caso de los niños más pequeños, la fatiga del escolar puede venir de la presión ejercida por los padres o representantes del pequeño, al exigirle por encima del estándar, porque piensan que así acelerarán el desarrollo cognitivo del menor, cuando pueden causar justamente el efecto contrario.
- Además de ello, la fatiga mental en los estudios puede generar desmotivación en el alumnado, lo que implica un gran inconveniente para la adecuada preparación, pues las emociones juegan un papel importante en todo proceso formativo. Un estudiante animado es alguien con ganas de aprender.
- Se sabe que el cansancio mental puede perjudicar el desenvolvimiento académico de los alumnos, así como también la propia ejecución de las responsabilidades que son inherentes a su nivel. Es como si pinchásemos un globo, en este caso el cerebro de quien estudia.
Fuente: Mundana.es
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