Estimados docentes: ¿Han visto a sus alumnos con las miradas clavadas en sus celulares mientras caminan hacia adelante, sin fijarse si están a punto de chocar con sus compañeros o con las paredes? ¿O han escuchado las conversaciones en las que comparan las “maratones” de Netflix, las jornadas ilimitadas de videojuegos en línea, las horas que se las pasaron “chateando” durante la madrugada?
Estas son manifestaciones de lo que, en algunos círculos de especialistas, se conoce como “pantallismo”, un desorden psicológico, una adicción. ¿Adicción a qué? A las pantallas, al brillo desmedido, los colores y ruidos excesivos que forman parte habitual de los contenidos que se consumen masivamente en internet, en las plataformas de streaming y el cine moderno, dominado por efectos especiales, destrucciones a todo volumen y personajes ruidosos.
El pantallismo es una de las enfermedades que nos ha traído la modernidad tecnológica, debido a la forma compulsiva en la que se desarrollan losa hábitos de consumo de internet y redes sociales, sin restricciones de tiempo, cantidad, niveles de brillo y volumen. En nombre de una supuesta noción de libertades personales, se permite que niños, niñas y adolescentes vivan pegados a sus teléfonos inteligentes. Y como ahora estudian a través de estos aparatos -algo que no ocurría hace treinta o cuarenta años- la dependencia audiovisual de estos contenidos es cada vez mayor.
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EL DATO
- La adicción a las pantallas es un trastorno del comportamiento que ha adquirido una prevalencia creciente en los últimos años. Aunque puede afectar a personas de todas las edades, es especialmente habitual entre niños y adolescentes, con consecuencias preocupantes, dada la delicada etapa de desarrollo en la que se encuentran.
- Vivimos rodeados de pantallas y las hemos integrado en casi todos los aspectos del día a día por la comodidad y las ventajas que permiten.
- Detectar adicciones en las pantallas entre miembros de la familia puede ser difícil, especialmente sin invadir su intimidad. Sin embargo, se puede prestar atención a algunas señales que ayudan a identificar posibles problemas de pantallismo entre niños y adolescentes.
Fuente: I Social.cat
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