Estimados docentes: La frase “aprender a caminar” nos remite de inmediato a nuestros primeros pasos, que todo ser humano comienza a dar entre los seis meses y el año de nacido. Como en nuestra especie es tan natural aquello de sostenerse en sus miembros inferiores y, luego, comenzar a moverse, este aprendizaje fundamental y necesario para la noción de autonomía y locomoción es dado por hecho. Sin embargo, como saben bien nuestros colegas especialistas en Educación Inicial, su importancia tiene que ver con eso y además con la conexión padres-hijos, que tendrá un efecto potente en el desarrollo de la personalidad y la confianza del individuo.
Pero una vez aprendida la base de cómo caminar, los adultos necesitamos seguir aprendiendo a caminar. Es decir, caminar erguido, sin arrastrar los pies, manteniendo en posición adecuada pies y rodillas. Incluso a cómo manejar los brazos, para que nuestro caminar no se convierta en un movimiento descontrolado que invada el espacio vital de otras personas que caminan a nuestro lado, evitar golpearnos con todo a nuestro paso y tener un paso armónico, sólido pero no agresivo, equilibrado y consciente de que nuestra movilidad ayuda también al fluir de los demás.
Hay un tercer nivel en esto de “aprender a caminar”. Y tiene que ver con hábitos saludables. Necesitamos aprender que caminar, más allá de que nos sirva para movilizarnos de un lado a otro -al paradero, al aula, a la tienda- es la actividad física que más realizamos durante nuestra vida y que, en momentos apropiados, tenemos que realizar una rutina de caminata con fines orientados a la salud corporal y mental. La vida moderna ya no deja mucho espacio para caminar, todo es tan rápido que más vale hacer un tramo mediano o largo en taxi o en microbús, en cuestión de pocos minutos, que tomarnos media hora caminando. Esa media hora puede hacer que lleguemos tarde, que perdamos una clase, que dejemos de ganar dinero.
Sin embargo, los beneficios que tiene aprender a caminar con fines de mantenimiento de salud corporal y mental son muchos y muy necesarios.
EL LINK
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EL DATO
- Una de las formas más accesibles, económicas y fáciles de hacer ejercicio es salir a caminar. Al fin y al cabo, es algo que siempre se ha hecho y no requiere un lugar específico para practicarlo.
- Caminar alrededor de 1,5 kilómetros quema unas 100 calorías, por lo que, dado que el cuerpo almacena grasa de forma natural, al aumentar la cantidad y el nivel de actividad física sólo con caminar constantemente, ya se están reduciendo calorías, según ACE.
- Según el artículo de la web de la institución y una publicación especializada en el tema (caminar) de la Universidad de Harvard, varios estudios han constatado que caminar reduce el dolor relacionado con la artritis y que caminar entre 8 y 10 kilómetros a la semana puede incluso prevenir la aparición de artritis.
Fuente: National Geographic
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