Estimados docentes: Una señora de edad avanzada, que se moviliza con lentitud y cierta dificultad, camina sola por la vereda y se encuentra, al final de la misma, con una pequeña rampa. Se detiene, calcula, mira con un poco de temor. Está débil, sola y no quiere tener un accidente. De repente, un joven le ofrece su brazo para que, apoyada en él, pueda descender la rampa sin problemas. No es pariente suyo, sino un completo extraño que, por coincidencia, pasaba por el mismo lugar. Después de ayudarla, se despiden amablemente.

Este es solo un ejemplo de esa amabilidad que hoy, aunque parezca increíble, se ve cada vez menos en la interacción cotidiana. Actos tan sencillos como saludarse entre extraños, darse una mano con cosas pesadas, ceder asientos en lugares públicos a personas mayores, ceder paso a mujeres, abrir puertas y dejar pasar primero, son todos ejemplos de lo que significa ser amable. A pesar de lo positivo que tiene para la vida en comunidad, la publicidad, la farándula y los modelos de comportamiento de influencers de redes sociales imponen como normal un trato hostil y arrabalero entre pares, en el colegio, en la calle o en el trabajo.

Esta campaña en contra del valor de la amabilidad también ha tenido, entre sus promotores, a las escuelas de negocios y los nuevos gurúes de lo que es ser un profesional “agresivo”. La competencia por llegar siempre primero ha dado origen a una serie de comportamientos que son alabados por quienes consideran que no se puede dar ventaja a nadie si eso representa la posibilidad de no alcanzar mis objetivos personales. Esta validación del egoísmo por encima de todo, que evita los matices y las explicaciones, genera que ser amable sea equivalente a ser débil o incluso tonto, por lo que en los negocios, en los estudios o en cualquier otra clase de competencia, la ferocidad en el trato es vista como virtud y no como defecto.  

EL LINK

https://saposyprincesas.elmundo.es/consejos/psicologia-infantil/consejos-ensenar-hijos-ser-amables/

EL DATO

  • Todos conocemos o hemos conocido personas que con sus actos son capaces de emocionar, de cambiar nuestras vidas y darnos valiosas lecciones. La belleza de estas personas está reflejada en cómo tratan a los demás, como ayudan desinteresadamente, y cómo siempre tienen una luz en su mirada capaz de guiar a la persona más errante e indecisa.
  • Las personas amables son aquellas que hacen de este mundo un mundo mejor. Es fácil reconocer a estas personas, pues su mejor carta de presentación es la cordialidad, la empatía, la atención, la delicadeza y la sensibilidad.
  • La persona amable va dejando a su paso semillas de alegría y reconocimiento, esto le otorga la capacidad para poder cuidar a los demás desde la humildad, sin ser intrusivo. Educar en el valor de la amabilidad no significa ofrecer una buena formación, supone educar en valores, dando ejemplo, ofreciendo amor incondicional, mostrando apoyo y cariño.

Fuente: Crear Salud

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