Estimados docentes: Ser cautelosos en nuestro proceder, sea en ámbitos públicos o privados, es una cualidad social que pocos consideran valiosa en estos tiempos de sobre exposición en redes y sobre valoración de las conductas “agresivas”. Frente al auge que algunos tratan de dar a las llamadas “habilidades blandas” -la cautela es una de ellas- persiste aun con fuerza la noción de que la competitividad que propone el mundo moderno no deja espacio para estos comportamientos, pues pueden ser tomados fácilmente como rasgos de debilidad.

Sin embargo, la realidad ofrece ejemplos de que la cautela es necesaria para conservar la integridad no solo personal, sino de tus seres queridos y asociados. Por ejemplo, si pensamos en los riesgos que traemos sobre nosotros mismos y nuestras familias o negocios, si de manera audaz -término que se usa mucho en contraposición a lo cauteloso- nos dedicamos a decir en redes sociales qué tenemos, dónde vivimos, a qué lugares vamos, vemos que el resultado es bastante negativo. Asaltos, seguimientos online, secuestros y sus nefastas consecuencias, van y viene de las noticias porque las personas son seducidas por la tentación de mostrar sus hábitos, en ese afán por demostrar que tienen mucho, que son mejores que el resto por tener más dinero o mejores cosas.

Como docentes, nos corresponde orientar a niños, niñas y adolescentes lo mejor posible, en conjunto con lo que puedan hacer los padres y madres en casa, para que entiendan que hasta cierto punto es normal aquello de la competencia y la comparación -siempre ha existido ello- pero que, en estos tiempos, ser cautelosos nos aleja de la posibilidad de caer en los radares virtuales de la delincuencia, siempre conectados a los perfiles de Facebook, Instagram y demás para enterarse de quiénes somos, qué hacemos y qué tenemos.  

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EL DATO

  • En concreto, podemos ver que procede de la palabra cautela, que se usaba para referirse a la persona que tiene cuidado y prudencia. Aquella, a su vez, es fruto de la suma de la raíz del verbo caveo, que puede traducirse como “tener cuidado”, y del sufijo -la.
  • La cautela suele ser una reacción ante la detección de un riesgo. Una persona que camina llevando un balde con agua fría no lo hará de la misma forma que si llevara una olla con agua hirviendo: si se derrama el agua fría no tendrá grandes problemas, en cambio, si se derrama el agua hirviendo, puede quemarse gravemente.
  • Puede decirse, a nivel general, que desarrollar una acción con cautela es un mecanismo de protección, ya que busca impedir un daño (en el caso de nuestros ejemplos, el daño sería quemarse con el agua hirviendo o ser descubierto por la madre).

Fuente: Definiciones.com

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