Estimados docentes: Quizás se estén preguntando ¿la niñez se aprende? ¿por qué sería “la niñez” un aprendizaje indispensable? La respuesta a esta cuestión, aparentemente capciosa, tiene que ver con un hecho mucho más concreto y cotidiano: la sociedad y sus cambios han ocasionado que ya no sepamos reconocer qué significa la niñez. Las exigencias comerciales -publicidad, adelantos tecnológicos- sumadas a la ya establecida filosofía de persecución del éxito a toda costa y sin dejar pasar un minuto, ha hecho que los individuos pasen de ser infantes a adolescentes/jóvenes adultos en un abrir y cerrar de ojo, saltándose con garrocha una de las etapas fundamentales para su desarrollo futuro: la niñez.
Lo vemos todos los días en las calles, en los patios de las escuelas y los parques: Niñas de 8 a 10 años que les hablan a sus madres de los vestidos y maquillajes que usa Karol G; niños de ese mismo rango de edad que quieren los carros de Cristiano Ronaldo, las fiestas de Christian Cueva, los millones de Bad Bunny. Niños y niñas saben cuánto tienen sus padres en sus tarjetas de créditos y les exigen compras cuando no están en posibilidad de hacerlo. Las historias que ven en sus programas favoritos tienen ya elementos de relaciones adultas, problemáticas de género y cuestiones que, siendo niños, no tienen cómo entender por sí mismos. Y las consumen solos, sin ninguna orientación.
¿Qué ocasiona esta tendencia de pasar por alto la niñez? ¿Cómo puede afectar el desarrollo emocional y psíquico de individuos en proceso de formación? Los resultados ya los estamos viendo con las últimas dos generaciones, sobre expuestas a situaciones que exceden su capacidad de entendimiento, lo cual genera distorsiones en el comportamiento, la sensibilidad y la ausencia de empatía, debido a los aprendizajes deficientes que se producen por ignorar que, antes de pensar en tener éxito económico y popularidad, el niño necesita usar sus años para aprender a sentir, a ser afectuoso, a respetar a sus mayores y entender que aun no están en posición de tomar decisiones de adultos, como por ejemplo en qué gastar o qué hacer con su tiempo libre.
Estamos perdiendo la partida, como docentes, por la fuerza que tiene entre el público esta forma de pensar orientada al crecimiento inmediato. Por eso es necesario reprender que la niñez debe vivirse sin interrupciones de quienes desean convertir a los niños/niñas en consumidores de todo lo que hay en el mercado, desde camisetas de futbol hasta celulares de alta gama.
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EL DATO
- En muchas ocasiones los niños y niñas alcanzan la edad adulta sin haber podido disfrutar de estos derechos, habiendo mermado sus capacidades para haber disfrutado de la infancia como niños y niñas. La mayoría de esos niños y niñas cuentan con una mala salud que probablemente lastre su futuro.
- Los Estados y las personas adultas debemos garantizar los derechos de la infancia. Debemos crear y cuidar ese territorio, ese país sin fronteras que debe de ser la niñez, un espacio que les permita vivir y crecer como niños y niñas y donde puedan desarrollar sus anhelos y sus sueños.
- La infancia, para bien o para mal, puede marcarnos toda la vida. Por eso es tan fundamental que todos los niños y niñas la disfruten como lo que son. Que jueguen, que aprendan, que se sientan queridos. Que tengan un espacio protegido de libertad, de participación y de sentirse miembros de la sociedad a la que pertenecen. Los derechos de la infancia protegen y enmarcan este territorio tan preciado para nuestras sociedades.
Fuente: Ayuda en Acción.org
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