Estimados docentes: Vivimos tiempos difíciles para lo que conocimos, en nuestras infancias, como la sana convivencia. En el trabajo, en el edificio en que vivimos, en las calles, en la televisión y redes sociales, vemos cómo todo el tiempo hay enfrentamientos, a veces verbales y a veces de los otros, que pasan de la violencia física al crimen en cuestión de segundos. Está en los diarios y reportajes de cada fin de semana. No parece haber posibilidad de que la buena vecindad se imponga como forma de interacción y que los eventos agresivos sean la excepción. Hoy todo es al revés. Mientras que la confrontación parece ser la norma, cada vez es menos común encontrar una palabra amable, una actitud desprendida, un respeto por el espacio y las decisiones ajenas.

Sin embargo, una luz brilla al final del túnel en cada una de nuestras clases, colegas. A pesar de que esa violencia institucionalizada se ha trasladado de manera casi definitiva e incontrolable a las aulas -los casos del bullying que grupos de alumnos ejercen sobre un maestro son solo pequeñas muestras de esa realidad- no debemos perder la intención de influir en las nuevas generaciones en que, más allá de que durante décadas nos hayan vendido la noción de que la competitividad admite toda conducta con el propósito de lograr lo que cada uno quiere, incluso ser “agresivo” e “inflexible”, la experiencia enseña que solo el buen trato y la amabilidad aseguran una buena vida en comunidad.

En esta entrevista a la filósofa española Nélida Zaitegi (ver completa aquí), se exploran aquellas recomendaciones y actitudes que necesitamos recuperar para reaprender a vivir en sana convivencia, una actitud que sirve tanto para el desarrollo de una vida personal plácida como para cuestiones más comunitarias o colectivas como la vecindad barrial, en propiedades verticales, así como en entornos académicos (colegios, universidades), profesionales y laborales. Vivir en sana convivencia promueve además el respeto por los demás, la solidaridad y el buen vivir, por una sociedad más equitativa y amable. Desde nuestro trabajo docente podemos contribuir a desterrar esa visión agresiva que han adquirido las relaciones humanas y mejorarlas para el futuro de las sociedades por venir.

EL LINK

https://www.vivirbiencolmedica.com/2023/02/06/convivencia-escolar-que-es-y-por-que-es-importante/

EL DATO

  • Es así como la coexistencia pacífica resulta ser un elemento importante de cuidar e ir construyendo entre todos, porque entrega a los estudiantes un marco de acción que no sólo se vivencia y desarrolla en el aula, sino que en todos sus espacios y también está presente en la construcción a futuro de las relaciones humanas que queremos como comunidad. La buena convivencia no tiene que ver solamente con quién somos, sino que también con quienes somos como comunidad y por tanto, cómo nos conectamos y comunicamos con el resto.
  • Siempre es más fácil externalizar las culpas o no hacer nada al respecto, por lo mismo el fomentar esta práctica ayuda a concientizar a una comunidad sobre sus errores y problemas y así mejorarlos. Y también, nunca olvidar que la buena convivencia se construye por sobre todas las cosas en los momentos de agrado y esparcimiento.
  • En un curso existen distintas personas, todas con distintos intereses, gustos y preocupaciones y por lo mismo, es importante que siempre haya comunicación, sobre todo al momento de tener problemas. Si no se hablan, y se dejan sin resolver, suelen acumularse y causar grandes conflictos más adelante.

Fuente: Educrea (Chile)

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