Estimados docentes: Dar las gracias es una de las primeras cosas que nos enseñan cuando somos niños. Junto con el saludo, quizás el agradecimiento esté entre los primeros contactos que tenemos, cuando somos niños, con el mundo de los adultos. En ese sentido, nuestros estudiantes necesitan que reforcemos en ellos estos hábitos que son señales de buena educación, respeto y consideración hacia la convivencia armónica.
Cuando recibimos un beneficio, cuando somos atendidos en algún establecimiento público, cuando alguien atiende nuestros requerimientos o nos da una mano en alguna actividad, sea esta física o intelectual -desde que nos alcancen un vaso de agua hasta que nos ayuden a investigar, escribir o elaborar un material para clases- tenemos que dar las gracias, no solo como una norma de urbanidad elemental, sino de corazón. Porque el ser humano es una especie eminentemente social, de interacciones permanentes. Y ser agradecidos no es otra cosa que el entretejido que mantiene unidos engranajes de esa maquinaria.
Cuando alguien hace algo por nosotros, por mínimo que esto sea, y no le agradecemos, algo se quiebra en la percepción que esa persona tiene de nosotros y perdurará para siempre. Por ello en las aulas necesitamos promover el ser agradecidos con el conserje de la institución educativa, con la señora de mantenimiento, con los compañeros de salón y con las personas con las que interactúan nuestros alumnos. porque lo que se aprende correctamente, nunca se olvida. Y ser agradecidos en la vida adulta, profesional y laboral, es la clave que abrirá muchas puertas para nuestro desarrollo integral como individuos.
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EL DATO
- La escuela es un espacio de formación donde las infancias aprenden a desarrollar herramientas valiosas para el futuro. A lo largo de la historia de la educación institucionalizada, el consenso ha identificado ese valor en materias como las matemáticas, la lengua y las ciencias naturales; pero en los últimos años, muchos profesionales de la educación y de la salud han respaldado el valor de atender otras competencias en la etapa formativa, como la gratitud.
- La gratitud es reconocer en agradecimiento lo que uno recibe, ya sea tangible o intangible. Nos permite distinguir la bondad en nuestra vida y entender que su fuente muchas veces se encuentra fuera de nosotros mismos. De esta manera, agradecer nos acerca al mundo que nos rodea y ayuda a conectar con las demás personas que lo habitan.
- El hábito de agradecer está directamente relacionado con el bienestar emocional, pues motiva sentimientos de satisfacción y autoestima en las personas. Es un excelente mecanismo para enfrentar síntomas de ansiedad y ahuyentar la depresión.
Fuente: Blog de Justo Sierra
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