Estimados docentes: Mantener los útiles en orden, los papeles debidamente archivados, los cuadernos limpios. En casa, tener siempre a la mano y en orden nuestra ropa, implementos de cocina, de escritorio. No dejar todo desperdigado en el suelo si estuvimos jugando o entreteniéndonos con algo durante un tiempo libre. Todos estos hábitos pertenecen a lo que conocemos como “una persona ordenada”. ¿Es en la casa o en las aulas donde se aprende esta habilidad?
La respuesta más adecuada sería que en ambas. Porque si bien es cierto aprender a organizar nuestras cosas es una enseñanza directa de nuestros padres -¿a quién no nos han gritado nuestros padres que dejemos en orden nuestro cuarto, nuestra ropa, el baño?- esto también se refuerza en clases, con todo lo que tiene que ver con nuestros deberes, útiles. A veces el ejemplo dice mucho. Si un maestro tiene todos los papeles apilados, los libros descuidados o no encuentra lo que busca a la primera, esa sesión de desorden será más recordada que cualquier otra materia.
Ser ordenado, organizado. Es una competencia que, en etapas posteriores de nuestra vida, será de mucha utilidad. Es verdad también que a veces el orden no garantiza ser una buena persona o un gran profesional -abundan los casos en que las personas no muy organizadas poseen un nivel académico muy elevado o son muy capaces en sus actividades- pero esta relativización tiene que ver con la decisión de no mantener un orden formal para ciertas cosas, no con aquellos individuos que jamás hayan aprendido a ser ordenados. Saber tener orden en nuestros usos y costumbres nos permite, después tomarnos ciertas licencias. Pero es indispensable aprenderlo antes. Porque en algún momento servirá para que las cosas nos salgan mejor.
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EL DATO
- El orden es un valor que se aprende en el hogar y nos acompaña para toda la vida, por ello se asocia al concepto de disciplina con respecto a las reglas de comportamiento. Por lo tanto, ordenar es alinear, clasificar, arreglar, encaminar y dirigir a un fin, y en matemáticas, disponer en los términos de manera que sus grados vayan decreciendo o aumentando constantemente.
- Al inculcarle el valor del orden, el niño logrará en un futuro convertirse en una persona segura, equilibrada emocionalmente, con dominio de sí misma y capaz de tomar decisiones, organizar sus ideas y proyectos personales.
- El niño tiende a ser desordenado porque no comprende que las cosas han de hacerse de determinada manera. Por ello, es función de los padres educar e ir progresivamente ordenando su comportamiento.
Fuente: Towi.com (México)
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