Estimados docentes: Necesitamos insistir en este tema porque no hay nada más difícil de romper que los malos hábitos. Y, en lo que respecta a alimentarnos, nuestras generaciones hemos arrastrado costumbres tan nocivas para nuestra salud y estabilidad emocional que parece que, cada vez que se habla de ciertos tópicos nuevos relacionados a lo que hasta hoy entendemos como “normal”, estuviéramos cometiendo un crimen.

Decir, por ejemplo, que el ser humano no necesita consumir leche de vaca o de cualquier otro animal, es casi un sacrilegio. ¿Se imaginan qué pasará con todos los negocios globales que hay de leche -en sus distintas fórmulas y etiquetas de colores- cuando toda la humanidad no solo entienda sino ponga en práctica tal cambio? Sin duda, la economía mundial tendría mucho de qué hablar y de qué acostumbrarse. Porque actividades relacionadas al consumo de la leche de vaca -no incluimos necesariamente a sus derivados como el queso, el yogurt o la mantequilla porque son materia de otra explicación- como la ganadería y la industrialización de lo que se extrae de las vacas para la producción específica de leche se vendrían abajo.

Lo mismo ocurre con el azúcar que, según estudios recientes y científicamente confiables, no solo no es necesaria para el organismo humano sino que además resulta seriamente peligrosa en términos de la salud arterial y sanguínea. Todas las golosinas, postres y bebidas gaseosas tienen métodos de producción masiva  que involucran una serie de gastos, desde maquinarias hasta trabajo agrícola, mano de obra para la industrialización que su caída sería un problema laboral de dimensiones gigantescas a nivel planetario.

Podríamos mencionar más cosas como los carbohidratos, las frutas convertidas en jugos y demás, pero lo haremos en posts siguientes. Porque si realmente queremos iniciar una mejor alimentación para el futuro, necesitamos prestar atención a estas novedades que cuestionan la forma en la que comemos actualmente.

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EL DATO

  • El entorno escolar moldea qué tan accesibles, deseables y convenientes son cierto tipo de alimentos durante la estancia de los niñas, niños y adolescentes en la escuela; pero también es un espacio donde desarrollan hábitos que pueden durar toda su vida.
  • Por lo tanto, es importante que dichos entornos permitan y promuevan que estudiantes, familiares, autoridades educativas y maestras/os tomen decisiones de alimentación más saludables.
  • Junto con la oferta de alimentos y bebidas saludables, las oportunidades de aprendizaje y experiencias relacionadas con la alimentación que se dan en el entorno escolar puede moldear patrones alimentarios más saludables durante el resto de la vida.

Fuente: Unicef.org

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