Estimados docentes: El ballet es una disciplina artística muy antigua, con una historia fascinante y personajes que alcanzaron la máxima excelencia -compositores, directores, coreógrafos, bailarines y bailarinas- con mucho esfuerzo, talento y dedicación. Desde siempre, en el mundo moderno, ha existido una conexión entre el ballet y la educación, como actividad que estimula la flexibilidad física, la fortaleza muscular por un lado. Por el otro, también tiene que ver con la disciplina, el trabajo en equipo y el desarrollo emocional. En eso, y en otras cosas, es también una actividad deportiva.

Siempre se ha asociado al ballet -por sus historias, por sus personajes, por sus vestuarios- al mundo femenino y a la delicadeza en todo orden de cosas, desde los vestidos de tul y los maquillajes/peinados hasta la sensación de ingravidez que produce en el público ver a un elenco mixto hacer piruetas en puntas de pie. Sin embargo, quiénes solo vemos el público como espectadores, usualmente no tenemos la menor idea de cuánta fuerza hay que tener en las piernas para sostener un cuerpo de 50 kilos de peso parado en las puntas de los pies. El entrenamiento, en hombres y mujeres que se dedican al ballet, es doloroso y extremadamente exigente, por lo que se trata de un desarrollo mental y físico de alta concentración y compromiso.

En ese sentido, la enseñanza del ballet en niños y niñas, más allá de la superficialidad que rodea el hecho de comprar vestidos y accesorios bonitos y caros, algo en lo que muchos padres caen innecesariamente, quizás influidos por la televisión, el cine y los prejuicios descritos, tiene mucha importancia porque promueve el contacto con la historia del arte, con mensajes que van de lo romántico a lo fantasioso e histórico, con ejercicios y control de la mentalidad, con disciplina y dedicación para el logro de metas.

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EL DATO

  • La práctica del ballet clásico en la infancia ofrece una serie de beneficios significativos para el desarrollo físico, emocional y cognitivo de los niños. Aunque tradicionalmente se ha asociado con la disciplina, el ballet clásico infantil va más allá de la simple enseñanza de movimientos elegantes; contribuye de manera positiva al crecimiento integral de los pequeños bailarines.
  • La participación en clases de ballet clásico implica trabajar en grupo, lo que fomenta la socialización y el respeto hacia los demás. Los niños aprenden a escuchar y a colaborar con sus compañeros, lo que contribuye al desarrollo de habilidades sociales importantes.
  • El ballet clásico infantil es una disciplina que fomenta la coordinación, la flexibilidad y la fuerza física desde una edad temprana. A través de la repetición de movimientos y posturas específicas, los niños desarrollan la conciencia de su propio cuerpo, mejoran la postura y fortalecen los músculos.

Fuente: Factory Ballet.com

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