Estimados docentes: Todos estamos de acuerdo en que las Tecnologías de la Información y la Comunicación-TIC han contribuido enormemente en el desarrollo de la nueva educación: la interactividad, las conexiones, usos, aplicaciones y programas de las redes sociales e internet potencian nuestra capacidad de consulta y verificación de datos, distribución masiva de información y planificación de clases.
Sin embargo, tampoco podemos rehuir a una problemática cada vez mayor, relacionada al mal uso que se les suele dar, de manera primordial, a los adelantos tecnológicos que cada vez son más sofisticados y de ilimitados alcances: como elementos puramente distractores o de entretenimiento, las redes sociales y la navegación web puede llevar a ser sumamente nociva por su naturaleza adictiva.
Desde los videojuegos que muestran escenas hiperrealistas de violencia, sexo y desenfreno hasta las redes que absorben el tiempo a estudiantes jóvenes que dejan o descuidan sus estudios, limitándolos a un simple acto de copy-and-paste, la posibilidad de desarrollar adicciones a la cibernéticas son muy altas. Y no solo en estudiantes sino también en personas adultas, lo cual es peor.
Por ello los directores, docentes y auxiliares deben trabajar en conjunto con los padres de familia para proteger y, en la medida de lo posible, evitar casos de ciberadicción entre nuestros alumnos. no se trata de prohibir la navegación web con fines recreativos, sino de desarrollar una conciencia tecnológica sólida, que permita comprender con claridad que deben tener mucho cuidado con el tiempo que pasan en internet, el tipo de páginas que frecuentan y los hábitos que desarrollan en redes sociales. Una tarea ardua en tiempos en que la diversión exacerbada en los medios y la libertad ilimitada del entorno virtual se hace mucho más difícil.
EL LINK
EL DATO
¿Qué tipos de adicción existen?
Las más extendidas, y conocidas porque nadie oculta su uso, son la dependencia a las redes sociales (Facebook, Twitter, etc.), a las aplicaciones de mensajería interactiva instantánea (WhatsApp) y a los videojuegos (principalmente juegos de rol).
Pero el infosurfing (‘navegación’ continua y prolongada por Internet sin objetivos claros), la pornografía, la compra compulsiva online (oniomanía), los juegos de azar (gambling) y la infidelidad online, entre otros, tienen cautivos a un creciente número de incondicionales que extiende el fenómeno de la ciberdependencia a diferentes ámbitos de la vida.
Dado que el acceso a estas actividades se produce a menudo a través del móvil, la nomofobia (pánico a no disponer del móvil) refleja esta amalgama de dependencias, sobre todo entre la población más joven.
¿Cómo se pueden detectar?
No hace falta ser experto para descubrir con la simple observación que determinadas conductas pueden ser indicadores de un posible “enganche” a las TIC:
- Cambio de comportamiento: Inquietud, impaciencia e irritabilidad, especialmente cuando no se puede tener acceso al medio adictivo.
- Aislamiento y confinación.
- Merma importante en la comunicación.
- Deterioro de las relaciones más cercanas.
- Alteración del curso normal de la vida para usar las TIC (no ir al colegio, al trabajo, descuido de obligaciones cotidianas, dejar las responsabilidades para más tarde…)
- Justificación del tiempo excesivo utilizado al respecto.
- Abandono de otras actividades, especialmente si antes eran especialmente gratificantes.
- Incapacidad de controlar voluntariamente el uso.
- Mentiras-engaño para llevar a cabo a escondidas las actividades adictivas.
- Cambio de hábitos de sueño o alimentarios.
Fuente: LaVanguardia.com
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