Estimados docentes: No nos cansaremos de decirlo. Lo que hoy llamamos “bullying” existió desde siempre y era, hasta cierto punto, una etapa inevitable del desarrollo de los individuos en edad escolar que, a través de la medición de fuerzas y liderazgos buscan establecer los primeros aspectos de sus personalidades en naciente formación. Con los niveles adecuados de observación, supervisión y control, que viene de los docentes, auxiliares, tutores y padres, estos episodios de enfrentamiento entre pares también se convertían, antes, en oportunidades de aprendizaje de ciertos valores como el respeto, el no ser abusivo, el saber defenderse sin llegar a la agresión, etc.
El problema que hoy padecemos ha dejado de ser ese simple choque de personalidades en ciernes, para volverse una extensión de la agresividad, las frustraciones y los antivalores que, a diario y sin posibilidad de control, se venden en el cine, Netflix, las canciones y la televisión de entretenimiento. Vivimos en una sociedad hiperviolenta de familias cada vez más disfuncionales -en nuestras épocas también existía eso, pero menos que hoy- y los niños y adolescentes generalmente expresan su capacidad de agresión de maneras ilógicas e inadecuadas para su edad. Si antes dos muchachos de la misma edad peleaban para definir quién era el “líder de la manada”, hoy se juntan grupos de tres o más, de grados superiores, para someter a los de grados menores solo porque no les caen bien -a veces con motivaciones racistas, de poder adquisitivo- o en otros casos, para someter y burlarse de profesores.
Y el ciberbullying es la cereza del pastel. Ocultos detrás de una pantalla, niños y niñas -o adolescentes, de ambos géneros- realizan actos discriminatorios y de burla dirigidos a quienes consideran inferiores, fijándose en sus características físicas y económicas. Ya no es la broma clásica del “más gordito” o la “más alta”. Ahora, inspirados por lo que ven en la televisión y en las redes sociales, los estudiantes de colegio que quieren abusar tienen un catálogo extenso y muy grueso de ofensas, con las cuales pueden, literalmente, destruirle la mentalidad a otros menores, llevándolos a cuadros crónicos de depresión, autolesión y suicidio.
Combatir el bullying y el ciberbullying es una tarea que nos compete a todos los adultos de la comunidad educativa.
EL LINK
https://www.educo.org/blog/diferencias-entre-acoso,-bullying-y-ciberbullying
EL DATO
- El acoso escolar es violencia. Es hacer daño a un compañero o compañera de forma intencionada y repetida, poner motes, insultar, golpear, mandar mensajes amenazantes, enviar fotos hechas con el móvil, mails o difundir rumores.
- La respuesta ante estos casos de violencia debe ir más allá, en Save the Children creemos que los Gobiernos deben dar una respuesta contundente e integral frente al acoso, no actuar a tirones cuando aparece un caso mediático.
- En ocasiones se mandan mensajes desagradables o dañinos, se realizan llamadas acosadoras al móvil, envío de fotos hechas con el móvil y utilizadas para amenazar, e-mails acosadores, acoso a través de chat. Estos mensajes pueden enviarse a través de WhatsApp, Twitter u otra red social.
Fuente: Save The Children.org
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