Estimados docentes: La virtualidad y la tecnología, con todo lo buenas que son, hace que las nuevas generaciones olviden la importancia de conocer el origen de la humanidad. Sin embargo, si las presentamos de manera correcta, las historias del pasado pueden llegar a ser tan atractivas como las miniseries de Netflix que obsesionan a las juventudes cada fin de semana. En eso radica uno de los desafíos para las maestras y maestros modernos, en recuperar ese interés por aquellas aventuras que fueron conformando la evolución de la especie humana.
Es el caso de las pinturas rupestres que se hallaron en las cuevas de Altamira, ubicadas al norte de España, en la región conocida como Cantabria, es una de esas historias que revelan que la especie humana fue desarrollando su ingenio y sus capacidades para exteriorizar sus experiencias a lo largo del tiempo de manera consistente y creativa, dejando testimonio de cada acción. En esta conferencia magistral, nuestra amiga la historiadora española Eva Tobalina ofrece una narración detallada y muy didáctica sobre cómo se descubrieron y las correrías que tuvieron que atravesar los principales responsables de este magnífico hallazgo.
Las crónicas gráficas del hombre de Altamira reflejan inquietudes de su tiempo, ciclos agrícolas, luchas por la supervivencia frente a depredadores o el clima, presencia de animales extraordinarios y actividades que, de no haber quedado plasmadas en la roca de esa caverna, jamás habrían sido conocidas por nadie en el futuro, siglos después. En los links y video asociados a este post, compartimos interesantes datos sobre este lugar del mundo, hoy cerrado a los visitantes para preservar su existencia como testimonio real de los hombres que poblaron esa zona hace más de 15,000 años. Los yacimientos fueron descubiertos en la segunda mitad del siglo XIX y hasta hoy fascinan a investigadores y científicos, quienes consideran los techos de Altamira como “la Capilla Sixtina de la antigüedad” en referencia a la obra maestra del pintor renacentista Miguel Ángel Buonarotti (1475-1564).
EL LINK
https://www.cultura.gob.es/mnaltamira/home.html
EL DATO
- Las pinturas que decoraban el interior de la cueva de Altamira, en la localidad cántabra de Santillana del Mar, fueron descubiertas en 1879, pero la comunidad científica de la época, muy reticente a admitir que el hombre primitivo era capaz de realizar una obra de tal belleza, tardó veinte años en aceptar su autenticidad.
- En 1881 rechazó la autoría paleolítica y consideró que las imágenes se habían plasmado entre 1876 y 1879, época de las dos visitas de Sautuola a la cueva, pero aceptó sin vacilar el carácter paleolítico del poblamiento de Altamira, a tenor de los útiles y restos de fauna hallados.
- «En la técnica del pintor de Altamira entran estos elementos: perspectiva lineal, perspectiva aérea, color desleído en agua o grasa, pincel», lo que juzgaban incompatible con las facultades del hombre paleolítico: «No busquemos en ningún arte que comienza, pinturas parecidas a las de Altamira».
Fuente: National Geographic
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