Estimados docentes: En el concierto tradicional por año nuevo con el que recibimos este 2022 vimos, parado frente a la orquesta, al legendario pianista, director de orquesta y personalidad del mundo clásico, el argentino-israelí Daniel Barenboim, nacido en 1942, llevando la batuta de este evento musical y artístico de primera calidad, una responsabilidad que el destacado músico había cumplido desde hacía años y que se vio interrumpida, entre otras cosas, por la pandemia.
Barenboim es un verdadero experto y maestro de la música clásica, una rara avis en este mundo de reggaetoneros y artistas populares consagrados a la superficialidad y, por qué no decirlo, al mal gusto. En las décadas de los sesenta y setenta recorrió el mundo con su esposa, la cellista británica Jacqueline du Pré, con quien se había casado en 1967. Ambos eran llamados “la pareja dorada” y escribieron inolvidables páginas de música con sus interpretaciones de Beethoven, Chopin y Schumann. Du Pré falleció, tristemente, en 1987, de esclerosis múltiple.
Barenboim ha conducido a las orquestas más prestigiosas del mundo, grabado gran cantidad de discos, hecho miles de conciertos como pianista y director. En los años noventa y la primera década del siglo 21 condujo un programa de televisión, para la cadena de contenidos artísticos y documentales Film & Arts, en el que hacía explicaciones didácticas sobre composiciones famosas del repertorio clásico. Siempre ha estado abierto a decir sus opiniones sobre la industria musical, cultural y los hábitos del público, a veces llamando la atención por sus duras y muy fundamentadas críticas a las tendencias de la moda y el entretenimiento masivo.
Daniel Barenboim, el maestro, cumplirá ochenta años este noviembre.
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EL DATO
- El pianista israelí y director de origen ruso Daniel Barenboim nació en 1942 en Argentina. Desde 1991 es el primer director de la Orquesta Sinfónica de Chicago; desde 1992, director artístico y director general musical de la Deutschen Staatsoper en Berlín.
- La música ofrece esa doble posibilidad. Es el mejor medio para olvidar la realidad, pero muestra también cómo funciona el mundo. La relación entre sonidos no es muy distinta de la relación entre las personas en la sociedad. La música misma es mediadora de la experiencia de la vida.
- Las gentes del pop y las bandas no separan como la música clásica su vida cotidiana de la música que tocan. Hay millares que van a un concierto clásico y experimentan algo maravilloso, pero no ven la posibilidad, ni menos la necesidad, de vincular esa experiencia a su vida personal. No oyen de modo tal, que lo oído resulte significativo para su pensar o su hacer.
Fuente: Sin Permiso.com
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