Estimados docentes: ¿Se han puesto a reflexionar en qué mundo les espera a los bebés de uno o dos años dentro de una docena de años, cuando estén alcanzando la difícil edad de la adolescencia y la pubertad? Cuando lleguemos al 2035 ¿cuántos nuevos peligros habrá en las calles? ¿cuántas nuevas formas de bullying, cuántos juegos macabros por internet, cuántas técnicas criminales de acoso habrán inventado los pervertidos que día a día aumentan sus habilidades para burlar filtros, evadir a la justica y perpetrar sus oscuras intenciones con niños y niñas, en absoluta impunidad?
¿Será respirable el aire? ¿las temperaturas en verano permitirán salir a caminar? ¿los inviernos en las zonas sin calefacción podrán atravesarse sin enfermedades? ¿los alimentos estarán más contaminados por plásticos, preservantes y grasas trans?
Todas estas preguntas incómodas y, aparentemente, pesimistas, nacen de una realidad innegable. Por más que la publicidad siga insistiendo en mostrar el lado más feliz de la vida, sobre todo si son cosas que se pueden comprar con tarjetas de crédito, la agresividad y la frustración siguen siendo las emociones más comunes en el ser humano y, a medida que el tiempo pasa, se hacen cada vez más y más peligrosas.
Por ello la labor docente adquiere aun más relevancia. Porque, más allá de distribuir y orientar la información que nos provee internet en prácticamente todos los temas de la currícula moderna, los maestros debemos prepararnos para educar en valores a las nuevas generaciones, con el propósito de prepararlas a que resistan la avalancha de sobre estímulos que interrumpen y conspiran contra su proceso formativo. Por los resultados actuales, venimos perdiendo la batalla. Pero aun estamos a tiempo de cambiar eso. La amabilidad, la decencia, la tolerancia y el respeto son solo algunas de las cosas que pueden salvar a la humanidad de la decadencia en la que vive actualmente. Nosotros somos los mediadores de tan difícil y esperanzadora tarea.
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EL DATO
- Investigaciones recientes muestran que Instagram tiene el impacto más negativo en el bienestar mental de los jóvenes y que Snapchat, Facebook y Twitter son dañinos. Además, se encontró que YouTube tuvo un impacto positivo.
- Es necesario partir de la premisa que la agresividad es constitutiva del ser humano y tener clara la diferencia entre los conceptos de agresividad y agresión. La agresividad es una experiencia subjetiva; la agresión, es una conducta.
- El ser humano interactúa con el entorno en el que vive. Si un hombre reprime su agresión en la vida diaria pero la expresa en línea, ambos comportamientos reflejan aspectos importantes de la personalidad que surgen bajo diferentes condiciones.
Fuente: Semana.com
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