Estimados docentes: Una de las áreas del conocimiento y de la vida que la especie humana está obligada a reaprender es la forma en que se alimenta. Es un camino difícil de recorrer pues, todo el tiempo, las nuevas informaciones de las ciencias médica y nutricionista, colisionan con un status quo en el que se mueven millones de millones de dólares en negocios de comida industrializada, gran parte de la cual nos hace daño, según investigaciones muy serias y especializadas, por sus altos niveles de grasas artificiales, azúcares, sales y componentes químicos de toda clase usados para conservar, preservar, teñir y saborizar.
Promover, en ese sentido, un hábito ancestral como es el ayuno -es decir, el dejar de ingerir alimentos determinada cantidad de tiempo- en sociedades occidentales que viven y se mueven sobre la base del consumo permanente de bebidas, golosinas o comidas tres veces al día es una acción de lo más contracultural y rebelde. Por muy saludable que sea, si todas las poblaciones del mundo reconfiguraran sus hábitos alimenticios y realizara ayunos intermitentes (cada 16 o 18 horas) o incluso de días ¿se imaginan cuántos productos dejarían de venderse en los supermercados?
Como nos han enseñado desde hace varias décadas, el desayuno es “la comida más importante del día”. Esta clase de aseveraciones están tan arraigadas en nuestros imaginarios colectivos que resulta muy difícil ir en contra de ellas. Ese es el reto de reaprender. Ayunar en la mañana permite que completemos, a la hora del almuerzo, casi 20 horas de no comer, lo cual tiene una serie de efectos positivos en el organismo. Estas nuevas formas de alimentarnos son además difíciles de poner en práctica, al principio, pero los resultados (salud, pérdida de peso, lucidez mental) cuando comienzan a sentirse, confirman la nueva realidad, esa que debemos reaprender en nosotros mismos antes de enseñarla a los demás. Es la mejor manera de reaprender.
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EL DATO
- En la antigüedad, se utilizaba para limpiar el cuerpo de los demonios que se habían apoderado del cuerpo a través de comer en exceso y beber. También fue de interés para acercarse a los dioses y abrir la mente a la inspiración divina.
- Los osos polares pasan el invierno y la primavera en busca de alimentos y aumentan sus reservas de grasa. En verano, el hielo se derrite y los animales tienen que regresar al continente donde encuentran poca comida. En ese momento, viven de sus reservas.
- En los primeros 2 días, cuando el cuerpo hace este cambio de programa (de la alimentación exterior a la interior) pueden aparecer algunas molestias, pero a partir del tercer día las personas se suelen sentir geniales y llenas de energía.
Fuente: Kaliu.es
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