Estimados docentes: Este 2 de agosto se cumplen 18 años del nombramiento, como Patrimonio Cultural de la Nación del Perú, del cajón, instrumento de percusión originario del mestizaje que se produjo, en tiempos coloniales, entre las masas de esclavos negros traídos del África y las poblaciones criollas e indígenas locales. Desde su aparición formal, el cajón ha sido uno de los instrumentos más representativos del folklore afroperuano, y una de las manifestaciones más conocidas del Perú hacia el mundo.
Además, el cajón ha demostrado ser una poderosa herramienta educativa, ya que la aparente simpleza de su ejecución contribuye al descubrimiento, en niños de Educación Primaria y Educación Especial, de las posibilidades sonoras de sus manos al contacto con la madera. La música hecha con percusiones siempre ha sido el primer contacto del hombre con su ritmo –el latido del corazón- y en el caso del cajón, su adaptación a las estrategias pedagógicas de la llamada “percusión corporal” ha revitalizado esta forma de enseñar a reconocer el sonido en su profundidad y significado vital para el ser humano.
Por eso vemos que, en colegios públicos y privados, hay cada vez más maestros que integran estas actividades entre sus alumnos, con talleres de aprender a tocar el cajón o dinámicas en las que los niños activan no solo su sentido del ritmo sino también su capacidad para controlar golpes, intensidades y cadencias, aprendizajes que son muy útiles tanto a nivel psicomotriz como psicológico.
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EL DATO
La percusión corporal consiste en utilizar el cuerpo como instrumento rítmico, acústico, tímbrico y dinámico. El cuerpo como instrumento sonoro es uno de los primeros que debemos utilizar con los niños.
Utilizar el cuerpo como instrumento sonoro, a través de la voz y de la gran cantidad de sonidos de percusión que podemos producir con él, es un comienzo adecuado para hacer música, y también avanzamos en el desarrollo del esquema corporal.
Los objetivos fundamentales que se persiguen son:
- Fundamentar la formación rítmica elemental en la escuela e iniciar en la comprensión de los demás elementos del lenguaje musical (melodía-altura, armonía, texturas, dinámica-intensidad, timbre…).
- Al utilizar estos instrumentos podemos lograr buenos resultados practicando ejercicios de eco, ostinatos sencillos para acompañar rimas y refranes, trabalenguas, canciones de corro, cánones, pequeñas formas, audición activa con percusión corporal, y también crear nuestras propias creaciones e improvisaciones.
- Coordinar el movimiento y desarrollar las actividades motrices fundamentales.
- Fomentar el trabajo en grupo.
- Desarrollar la capacidad de concentración
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