Estimados docentes: Hoy vivimos más pegados a las conexiones computarizadas que antes. El confinamiento en el que nos ha puesto la pandemia ha abierto dos caras de una misma moneda, en cuanto a la forma cómo nos relacionamos con los demás: Por un lado, estamos mucho más tiempo que antes con nuestra familia más cercana (padres, madres, esposas, esposos, hijos) por el cierre de colegios y los trabajos remotos. Por el otro lado, estamos pendientes del WhatsApp y las redes, así como de las salas de reuniones online e internet, leyendo, conversando con amigos, jugando, trabajando, estudiando.
Esta combinación de entornos de relacionamiento puede generar mucha ansiedad. Si antes reclamábamos más comunicación directa con la familia, hoy ya se puede hablar de sobrecarga emocional por la aparente pérdida de “los espacios personales”. Siempre será mejor, si la vida en familia es armónica, cariñosa y respetuosa, estar cerca que lejos. Pero en situaciones en que la lejanía –del trabajo, de las cosas que hacer en la calle- ocultaba temas pendientes, los resultados pueden ser (ya se ha visto de manera puntual) negativos, desde lo desagradable hasta lo trágico.
Por eso es bueno adaptarnos y, especialmente ahora, tomar las cosas con calma. A veces, el escapismo que promueve internet y los videojuegos, por ejemplo, estimula tanto la violencia que puede terminar revirtiéndose en nuestra vida real, alterando de manera exagerada los sentidos. Y, en la medida de lo posible, balancear el trato presencial con nuestra familia con el contacto virtual que sostengamos fuera puede, y debería ser, fuente de equilibrio y no de problemas.
La experta educadora y psicóloga española Elsa Punset hace un recorrido por las múltiples opciones que tiene la tecnología para hacer nuestra vida más interesante y ofrece consejos para evitar el desbalance emocional que también pueden producir las redes sociales y los videojuegos.
EL LINK
https://observatorio.tec.mx/edu-news/inteligencia-emocional-en-tiempos-de-pandemia
EL DATO
- Estamos en un contexto muy especial a nivel mundial y que por ende debe ser tomado siempre en cuenta ante cualquier diseño o medida a implementar. Lo segundo es que, si bien los sistemas virtuales pueden funcionar para sustituir una clase presencial, hay una gran cantidad de detalles que deben ser ajustados antes, durante y después del proceso, sobre todo en tiempos tan cambiantes e inciertos.
- Acerca de esto también hay que tomar en cuenta que el exceso de plataformas repartidas entre los distintos cursos, más allá de hacer los procesos más dinámicos, puede acabar en una saturación sistémica de actividades, sobre todo cuando no se tienen familiaridad con los entornos virtuales; estos son impuestos o no proveen una experiencia de usuario agradable.
- Finalmente, es necesario tomar en cuenta que los espacios de expresión emocional son más enriquecedores en tanto los canales de comunicación permiten un mayor contacto visual y sonoro, como suele suceder regularmente en una clase presencial; y que el seguimiento emocional de los estudiantes se hace más imperante en tanto se tenga menos interacción física, visual o auditiva con los mismos.
- Solo queda estar claros en que estos espacios de expresión emocional no deben ser siempre entendidos como entornos negativizados para el tratamiento de problemas, sino que también pueden estar conformados como lugares recreativos de expresión de la individualidad, donde el fin no sea el aprendizaje de contenido académico, sino la despresurización y/o relajación emocional. Todo esto con el fin de generar un ambiente más agradable y democrático, y aumentar la sensación de acompañamiento colectivo que da la pertenencia a un grupo.
Fuente: CCECR.org
Buenos días; es cierto que las tecnologías los «chicos» nos llevan por delante; que pueden escuchar música; chatear, ect; son cosas de sus tiempos; pero a ver diles que «laven platos»y muevan el aderezo, al mismo tiempo; que es lo que hacemos las mujeres seamos madres o no; es cosa de todos los tiempos y de todos lo géneros, y estos chicos «nativos digitales» no pueden hacerlo; ¿será que están siendo preparados sin quererlo para las cosas más «complicadas» y lo más simple de la vida se esta pasando por alto? Tanto estudio y tanta investigación debería abordar la unión de estos dos aspectos de la vida.
Elsa Punset, española, es experta en inteli
gencia emocional, es Lic. en Filosofía y Le
tras, Máster en Humanidades y periodismo,
ha escrito libros y cuentos para niños como
«Los Atrevidos», para ayudarles a compren
der y gestionar, de forma entretenida, sus e
mociones básicas y ofrece consejos para evi
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ducir las redes sociales y los videojuegos.