Estimados docentes: Cuando finaliza cada año lectivo lo común es asociar las vacaciones a los alumnos, que por fin se liberan de las cargas estudiantiles y tienen tiempo para levantarse más tarde, salir a jugar, disfrutar del verano, etcétera. Sin embargo -y eso se nota si hacemos una simple búsqueda por Google- se habla poco o nada respecto de cómo afrontan los profesores las vacaciones. De hecho, la recomendación más difundida es la de aprovechar el tiempo para capacitarse, en especial en nuestro sistema educativo que tiene diversos problemas por un alto porcentaje de maestros que no logra capacitarse adecuadamente por sus carencias económicas, entre otras problemáticas asociadas al sector.
Sin embargo -y sin negar la importancia de dedicar un tiempo a la capacitación, ya sea matriculándose en algún curso o simplemente leyendo un buen libro por semana- esta programación, que puede incluir cursos online enmanejo de TIC como se aprecia en el video que ilustra esta nota, no debe dejar de lado el necesario descanso que sirve para relajar el espíritu y recargar energías, con miras a recibir el comienzo del próximo año de clases con entusiasmo y proyectos nuevos en mente.
Esta situación se agrava en medios en los cuales la sociedad entiende que los profesores «no hacen bien su trabajo» y las vacaciones, asociadas al descanso, el paseo y -como ocurre en el hemisferio sur en esta época del año- a la playa y la diversión veraniega, son vistas como algo que no se merecen. Sin embargo, como apunta el experto León Trahtemberg, los profesores sí necesitan recargarse en sus vacaciones, incluso más que los alumnos.
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EL DATO
- La docencia es una profesión de desgaste físico y emocional enorme. Lo sabemos. Dedicar 180 o 190 días al año a una rutina de varias horas por jornada, en uno o dos turnos, con uno o varios grupos y docenas o centenas de alumnos, en una o más materias, no lo dibujan como el oficio campeón de lo confortable.
- Para los maestros los periodos de asueto pueden ser momentos de divertimento, de olvido de responsabilidades, de crecimiento profesional y desarrollo personal. Aunque también en este sector las condiciones se diversifican. Para los profesores, sujetos siempre a los vaivenes de las políticas reformistas, las vacaciones pueden ser oasis.
- Durante las vacaciones, los maestros pueden aprovechar el tiempo libre para participar en cursos de actualización, talleres o conferencias, o con programas de autoestudio. También aparecen momentos de reflexión. Esos lapsos brindan a los maestros el espacio para analizar su práctica docente y evaluar aspectos mejorables.
Fuente: El Diario de la Educación
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