Estimados docentes: La triste noticia del suicidio, hace unas semanas, de una joven “influencer” del TikTok norteamericana, Dazharia Shaffer, apenas a los 18 años de edad, conmocionó nuevamente el submundo de las redes sociales y pone, una vez más, sobre la mesa el delicado y a veces controvertido tema del real valor que tiene ser estas personalidades que ganan fama y hacen fortuna en el mundo virtual. ¿Vale la pena, después de todo, viendo los casos de ansiedad, estrés y depresión que se esconden detrás de las fotos brillantes, las sonrisas y los miles de likes?

Ser “influencer” es menos importante de lo que parece. La palabra, que podríamos traducir como “influenciador”, alude a que esa persona es capaz de influir en los demás. Pero no queda claro si esa influencia es, en principio, positiva o negativa. Ayudar a un colectivo que comparte intereses comunes, ya sea por cuestiones de edad, sexo, nacionalidad o sueños de un futuro mejor, suena bien. Pero la mayoría de “influencers” solo exhibe asuntos de índole material y pasajero. Y, la gran cantidad de veces, terminan siendo utilizados por la publicidad o maltratados de diversas maneras, generando cuadros de depresión y permanente acoso por la sobre exposición de sus imágenes, actividades y pertenencias.

El problema radica en que, al ser una fuente de ingresos considerable -hay casos de “influencers” que han llegado a producir pequeñas fortunas, solo porque usan su carisma para recibir likes a cada cosa que hacen pero que, por lo general, son actividades sin mayor importancia o valor para los demás, más allá de una carcajada o un momento de distracción, este desarrollo de personalidades virtuales paralelas se convierte en algo que jóvenes añoran con ser, dejando a un lado todo lo demás. En el camino queda, por supuesto, la educación, la lectura, el desarrollo de valores para vivir en comunidad y todo se convierte en una carrera por quien llama más la atención, quien es más popular.

Sea Facebook, Twitter, TikTok, Instagram, Snapchat o cosas peores -como Tinder u OnlyFans- todas estas redes sociales tienen ese potencial, de crear generaciones de individuos enfocados en aparentar cosas, mientras por dentro sus psiquis y desarrollos emocionales se van quebrando, de forma silenciosa. Hasta que, como el caso de la joven Dazharia, ya no lo soporten más.

EL LINK

https://expansion.mx/opinion/2021/07/05/el-peligro-de-los-influencers

EL DATO

  • De YouTube a Instagram, TikTok o Twitch, las publicaciones de los influencers mantienen cada día pegados a sus pantallas a millones de seguidores que consumen con avidez interminables contenidos sobre temáticas tan diversas como los videojuegos, moda, belleza, entretenimiento, fitness, viajes, tecnología, política, estilo e incluso información financiera.
  • Se trata de un fenómeno global que conviene tomarse muy en serio, no solo por promover un estilo de vida profundamente consumista, sino porque, afirman, desdibujan la línea entre realidad y ficción, proyectando una cercanía ficticia que influye negativamente sobre la forma de pensar y de actuar de millones de personas, y muy especialmente de los más jóvenes.
  • Y los influencers siempre promueven el consumismo; incluso cuando no están anunciando nada, porque promocionan un estilo de vida consumista. Y puedes pensar: “Pero las estrellas hacen lo mismo, ¿no?”. Pero no es igual; hay una diferencia muy grande: los influencers proyectan una imagen de proximidad.

Fuente: El País.com

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