Estimados docentes: ¿Cuántas veces les ha pasado que, al subir a un taxi, lo primero que hace el chofer es mirar compulsivamente su celular y digitar el destino “en el Waze”? Y, aunque es verdad que es una herramienta muy útil, incluso para aquellos conductores que conocen muy bien las ciudades por sus años de experiencia, cada vez es mayor la cantidad de usuarios de esta popular app conectada a la tecnología GPS que no pueden llegar a ninguna parte si no están conectados. Una cosa es orientación para conseguir mejores atajos o sugerencias, en ese sentido el Waze se convierte en un complemento a los conocimientos del chofer, previamente adquiridos.

Pero, otra cosa muy diferente es ser totalmente incapaz de iniciar un camino sin la aplicación dándote indicaciones. Esa dependencia de la tecnología es solo un ejemplo de loque ocurre en otros campos. Cada vez que, en alguna agencia bancaria, tienda por departamentos, hoteles o línea aérea se va el sistema -o, para decirlo en términos moderno, “se cae”- lo que sigue es algo cercano al colapso. Imaginarnos una ciudad actual sin internet, por ejemplo, equivale a vivir en un pueblo fantasma, discapacitado, inexistente.

Hace treinta años, los teléfonos estaban conectados a las casas y cuando uno salía, si alguien lo llamaba, era imposible que lo ubicara. La persona interesada en comunicarse contigo tenía que esperarte horas, a veces días, antes de lograr entrar en contacto. Igualmente, hace tres décadas, si por uno de esos azares del destino había un embotellamiento en el tráfico, el chofer echaba mano de sus habilidades y experiencia para escapar por atajos que ya había conocido antes. Sin GPS ni Google Maps, el ser humano tenía que valerse por sí mismo. Y lo lograba.

Hay teóricos de la civilización que afirman que la humanidad está empobreciendo su desarrollo neuronal y psicomotriz por culpa de la tecnología. La hiperdependencia de aparatos nos exime de esfuerzos que antes eran comunes a nosotros y nos ayudaron a crecer, a defendernos. A pensar en ello, colegas.

EL LINK

https://www.mapfre.com/actualidad/transformacion/puede-tecnologia-hacernos-menos-inteligentes/

EL DATO

  • Los hipervínculos no nos permiten concentrarnos, dijo entonces Carr. Hoy traslada su teoría a los celulares que, asegura, debilitan nuestra forma de pensar incluso cuando están apagados.
  • Sabemos que el cerebro humano se adapta a su entorno; nuestra mente se vuelve muy buena en los modos de pensar que practicamos mucho, pero si no los practicamos comienza a perder esa habilidad.
  • Las formas más elevadas de pensamiento —la contemplación, la reflexión, la introspección, incluso la respiración profunda— requieren que prestemos atención, que eliminemos las distracciones y las interrupciones.

Fuente: BBC Mundo.com

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  • La Hiperdependencia de la tecnología,se da
    cuando una persona utiliza cada vez más los dispositivos tecnológicos,perdiendo gestionar el tiempo y uso,creando. malesta
    r, incluso ansiedad y estrès,en momentos
    en q’ no pueden ser utilizados,generando supeditación en el uso de ese objeto.La a
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