Estimados docentes: Recientemente, ha aparecido en el Perú un comercial de televisión, de una conocida marca de cerveza, en el que se usa de manera incorrecta una palabra inexistente en el diccionario oficial del idioma español: “refrescancia”. Este sustantivo inventado por jóvenes publicistas incultos en el manejo del idioma, formados en universidades capitalinas y privadas, desplazó a la “frescura” y al “frescor”, sustantivos mucho más conocidos y ampliamente utilizados para describir una bebida capaz de refrescarnos si tenemos sed.
Aunque no se trata de una “falla ortográfica” estrictamente hablando –es un texto dicho por un locutor, no está escrito- es una muestra de lo mal que queda un profesional cuando no aprende a usar su idioma correctamente. Lamentablemente, al tratarse de un comercial hecho por grupos dominantes de la capital, nadie dice nada formal al respecto y el error –con consecuencias potenciales al difundir masivamente una palabra que no existe y que, por lo tanto, nadie debería aprender ni usar- queda impune.
Y, como sabemos, al momento de grabar un texto hablado no hay correctores automáticos que nos salven. Eso, por fortuna para muchos, sí existe en el procesador de textos de Word, que detecta, casi siempre, los errores ortográficos y corrige, de tres maneras: o modifica automáticamente la palabra, por la correcta. O la subraya de rojo para que el redactor vea con claridad dónde está la falla y la subsane. O la subraya de azul si la falla es de sintaxis. Pero la idea no es dejar todo en manos del corrector sino ser lo suficientemente eficiente ortográficamente para escribir de manera apropiada sobre la pantalla.
La importancia de tener una buena ortografía, como se explica en los links y videos que acompañan este post, incide en la imagen que damos como estudiantes e incluso como personas serias. No hay nada más desagradable que, por ejemplo, un jefe escriba, en un correo electrónico, chat o informe cosas como estas: “vistes” en lugar de “viste”, “vamos haber” en lugar de “vamos a ver”, “culturisar” por “culturizar”. O “rebisa” por “revisa”. Hay casos. Es terrible. Demuestra falta de cultura, poca seriedad, informalidad profesional.
La única herramienta efectiva para superar las fallas ortográficas –comprensibles para los más pequeños porque están aún aprendiendo, pero inaceptables para personas adultas que han atravesado alguna institución de educación superior- es la lectura. Y si hay dudas, en internet hay, literalmente, cientos de opciones entre diccionarios online, ejemplos en video, y hasta memes con las fallas ortográficas más comunes. No dejemos todo al corrector que, a veces, también tiene imperfecciones.
EL LINK
https://es.eserp.com/articulos/buena-ortografia-beneficios-escribir-bien/?_adin=02021864894
EL DATO
- Una buena comunicación escrita permite al destinatario recibir adecuadamente las percepciones que deseamos trasmitir. Además, el cuidado de la ortografía refleja interés, competencia y profesionalismo por parte de quien escribe, logrando relaciones de mayor colaboración.
- Una ortografía correcta hace que quienes nos leen perciban una personalidad agradable y positiva, mientras que si escribimos, por ejemplo, con abreviaturas o errores ortográficos, la idea de nuestra personalidad será de alguien desorganizado y distante.
- En los jóvenes se dan interacciones que pueden llevar al descuido de la ortografía, por ejemplo, el envío de mensajes de texto, chatear o la comunicación informal en redes sociales, por lo que es importante hacer contrapeso a estos fenómenos enfocando la atención a la escritura durante las clases.
Fuente: Colegio Williams México
Deja un comentario