Personajes: Ernesto Lecuona, padre de la música cubana

Estimados docentes: La música nos produce emociones de todo tipo. Hay géneros que nos hacen bailar, recordar, ponernos nostálgicos, furiosos, soñadores o luchadores sociales. Las melodías que existen desde hace muchos años permanecen entre nosotros, vivas, por su calidad y su capacidad para inocularse en nuestro sistema emocional y de recuerdos. Pero también porque simple y llanamente nos gustan, conectan con una sensibilidad que, dependiendo de sus niveles de desarrollo, puede hacer que seamos capaces de apreciar hasta los sonidos más extraños. O antiguos.

Pero hay otra cosa que tiene este “saber escuchar música”. Es una fuente inagotable de aprendizajes múltiples. Si reconocemos en la música algo más que una sucesión de sonidos y ritmos que captamos a través del oído, ingresaremos a un universo amplio e ilimitado de otros saberes. La música nos lleva a las historias e idiomas de otros países, nos pone en contacto con hechos específicos o situaciones modelo que involucran sentimientos, formas de pensar. Nos ofrece datos sobre comunidades, etapas, modas. Aprendemos de todo si escuchamos con el criterio abierto a todas esas puertas contenidas en la vida y obra de determinado artista, la proveniencia de determinado género.

Hoy dedicamos este espacio de personajes notables del arte al cubano Ernesto Lecuona, considerado el compositor y pianista más importante que ha dado Cuba al mundo entero, creador entre muchas otras melodías de la popular Malagueña, canción que ha sido interpretada en gran cantidad de estilos a lo largo del tiempo. Conozcamos un poco más de este histórico músico, el padre de la música cubana. 

EL LINK

http://latinoamericana.wiki.br/es/entradas/l/lecuona-ernesto

EL DATO

• A Ernesto Sixto de la Asunción Lecuona Casado (1895-1963) un cubano con un nombre larguísimo como si se tratara de un noble, los expertos lo consideran el padre de la pianística moderna en la Mayor de las Antillas.
• Entre danzas para piano, canciones, congas, zarzuelas y libretos, más de 850 obras salieron de su intelecto y, como refiere el periodista español, Carlos Galilea, “en una Cuba que aún tenía en cuarentena el aporte musical africano, él empleó sus divisiones rítmicas y usó títulos como Danza de los ñáñigos” (Galilea, 2016).
• Eso tal vez explicaría parte de su éxito: el haberle impregnado a su obra ese sabor afro de la villa de Guanabacoa que lo vio nacer a los finales del siglo XIX, reivindicando de paso el amplísimo acervo cultura de su país.
• Para notarlo basta con escuchar otras de sus piezas antológicas como lo son Siboney, Suite Andalucía, Malagueña, Ante El Escorial, Granada, Rapsodia Negra, y Danza Lucumí.
• Lecuona fue, al decir del musicólogo Cristóbal Díaz Ayala, “el paradigma de la fusión de las vertientes españolas y africanas de la música cubana. Nadie mejor que él supo fundir ambos elementos sin perder la autenticidad de las fuentes originales, pero creando un producto nuevo y distinto: música cubana” (Ross, 2015).

Fuente: Acento.com.do