Estimados docentes: Una de las lecturas que todo adolescente debería experimentar es la de las obras del filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900), en especial su producción filosófica previa a su colapso de salud mental, ocurrido aproximadamente en 1889-1890, que incluye su celebrada obra Así habló Zaratustra (1883). Y no necesariamente para que abrace su forma de pensar que fue, en muchos casos, polémica -se le asoció muchas veces de antisemita y nazista, de acuerdo a los expertos en su bibliografía básica y según los contextos en los que publicaba; sino porque entrar en contacto con un pensador así, a la edad más impresionable del ser humano, puede ser de enorme utilidad para abrir el criterio personal y ser capaz de entender cuestionamientos propios y ajenos de la vida cotidiana, más allá de lo que se ve en los noticieros o de lo que aprenden de la farándula y las redes sociales.
Por supuesto que no es fácil leer a Nietzsche, lo cual le da una utilidad adicional. Más allá de que nuestros alumnos se conviertan en acólitos de las varias aristas que tiene el pensamiento nietzschiano, el consumo de las largas y a menudo enredadas disquisiciones de un hombre de su propio tiempo, enriquecen la capacidad de análisis, el vocabulario y el rango de generación de ideas propias, que no sean necesariamente reflejo de lo que piensa el resto. Esa autonomía es una de las características básicas del pensamiento crítico, aquel que las nuevas generaciones necesitan y que los actuales analistas de lo que necesita la educación reclaman para salir del hoyo intelectual en el que se encuentran muchos países del mundo.
La enseñanza de la filosofía clásica en las escuelas modernas nos ayuda no solo a pensar mejor sino a comprender que, en el pasado, el oficio del pensamiento era tan valorado como ahora lo son las capacidades digitales. Y eso ocurría por una sencilla razón, porque antes, en la era sin computadoras, el ser humano solo dependía de lo que su cerebro podía generar y lo que sus manos podían moldear. Esa realidad, que hoy solo se vive en los laboratorios donde se fabrican todas las cosas y aparatos que nosotros usamos sin ninguna reflexión, antes era la forma cotidiana de vivir del ser humano común. Por eso, un filósofo era lo que hoy es un desarrollador web: generador de conocimientos que servían al ser humano común y corriente.
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EL DATO
- Su tesis fundamental de que la entente Ilustración-capitalismo-industrialización pervirtió nuestra ciudadanía y se cargó de paso la democracia real, es decir, la que consiste en vivir como si fuésemos efectivamente parte de una misma comunidad.
- Ningún filósofo ha escrito más descarnadamente sobre la necesidad de autosuperarse y de endurecerse que Nietzsche. «Cada logro, cada avance del conocimiento» –escribe en Ecce Homo– «depende de la resistencia contra uno mismo». Y añade en El crepúsculo de los ídolos: «La primera tesis fundamental es: hay que tener necesidad de ser fuerte, de lo contrario, no se es fuerte nunca».
- Nietzsche nos invita a enfrentarnos a lo peor como lo hacemos con una ducha fría: entrando decididos y saliendo deprisa y refrescados. A fin de cuentas, es lo problemático y difícil del hombre lo que lo hace interesante, y solo es verdadera vida la que puede malograrse. El camino de los mejores nunca es recto, pues el humano es el ser no ajustado a la naturaleza, siempre disonante y en movimiento.
Fuente: Filosofía & Co.
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