Estimados docentes: Durante los últimos cuarenta o treinta años, las escuelas superiores dedicadas a la formación de profesionales se concentraron en educar a los futuros trabajadores, en diversas actividades y disciplinas, en una cultura de “agresividad positiva”, resaltando rasgos de la personalidad que los llevara a ser competitivos, territoriales, capaces de pasar por encima de todo para alcanzar sus metas.

Esto, que en principio parecía bueno, en aras de construir una generación de personas seguras de sí mismas, fue degenerando en una interrelación tensa y agresiva a la mala, ocasionando fuertes desencuentros por esa competencia feroz en la que cada cual pensaba solo en llegar primero. Ante la prédica del ser “ambicioso”, cuestiones como el bien común, la solidaridad, el respeto a los demás e incluso la compasión comenzaron a ser mal vistas, como si fueran debilidades que te impiden competir y te condenan siempre al segundo plano, a la no figuración, al fracaso.

Esta subcultura de alcanzar el éxito rápido y por sobre todas las cosas no dejaba espacio a las llamadas “habilidades blandas”. Pero ahora, a la vista de la necesidad de recuperar lo que, en principio es un rasgo inherente a los seres humanos, las habilidades blandas están volviendo a tomar su merecida importancia para ayudar a que el mundo deje de ser esta guerra inescrupulosa por ser siempre el primero. La ambición aun existe, en términos positivos, pero si no hay contrapesos emocionales, esta siempre tenderá a ser permisiva ante la pérdida de escrúpulos que lleva, finalmente, a esquemas en los que “vale todo” con tal de obtener lo que queremos.

¿Cómo haces en clase para incentivar el desarrollo de habilidades blandas en tus alumnos?

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EL DATO

  • Son una combinación de habilidades sociales y de comunicación, rasgos de la personalidad, actitudes,​ inteligencia social y emocional, que facultan a las personas para moverse por su entorno, trabajar junto a otros y realizar un buen desempeño.
  • Además, las habilidades blandas marcan esa diferencia en el ámbito laboral, ya que son esas competencias, hábitos y comportamientos los que distinguen a dos personas que, por ejemplo, han estudiado lo mismo y obtenido iguales resultados académicos, pero en el momento de emprender un proyecto, solucionar un conflicto o relacionarse con los demás, son más exitosas.
  • Las habilidades emocionales son esenciales para el éxito en la escuela, el trabajo y la vida. Sin embargo, enseñarlas y evaluarlas de una manera formal muchas veces no es tan sencillo y puede ser un desafío.

Fuente: Real Influencers

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