Estimados docentes: Es una realidad innegable. Por calles y centros comerciales los vemos, y nos sorprendemos por sus dimensiones, demasiado inadecuadas para sus edades y estaturas. Niños y niñas, adolescentes de ambos sexos, que ya tienen niveles tan altos de sobrepeso que uno comienza a preguntarse si hay marcha atrás. Hace algunos años, estos casos de sobrepeso mórbido solo llegaban a nosotros por la televisión, desde los Estados Unidos. Pero actualmente es moneda corriente en nuestros países y cada vez va en aumento, a pesar de las campañas que se desarrollan para informar sobre los riesgos y las cosas que necesitamos hacer como sociedad para disminuir esta problemática.
¿Por qué ocurre eso? Porque la principal causa de este problema es imposible de erradicar: el consumo permanente y excesivo de comidas chatarras, en todas sus formas y opciones. La fuerza aplastante de la publicidad asociada a golosinas, frituras, productos industrializados con altas cargas de azúcar, sal y grasas saturadas hace imposible ir contra esta corriente de sobrepeso. No sirven mucho las recomendaciones de Unicef, de la OMS, ni de filósofos y nutricionistas que analizan los graves efectos psicológicos, físicos, emocionales que tiene en niños y adolescentes pesar más de la cuenta. Las redes sociales arremeten contra ellos. Pero la adicción a la comida de mala calidad, promovida en las mismas redes, el cine y la televisión, les impide a ellos mismos, a sus padres y maestros, combatir al sobrepeso.
Los consejos son siempre los mismos: más actividad física, menos sedentarismo, más comida natural, menos grasas saturadas. Lo único que nos queda es ir, paso a paso, evitando que nuestros hijos y alumnos no caigan presas de este flagelo, un problema de salud pública internacional que las grandes corporaciones estimulan para que sus ganancias no se reduzcan ni un dólar. Es tarea difícil para el magisterio. Pero no por ello debemos dejar de esforzarnos en hacer que el público comprenda. La salud del futuro está en juego.
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EL DATO
- La obesidad infantil está relacionada con un mayor riesgo de padecer múltiples comorbilidades (dos o más enfermedades en un mismo individuo), como asma, diabetes, hipertensión y afecciones psicológicas.
- En concreto, estas enfermedades son asma, diabetes, hipertensión, trastornos respiratorios y del sueño, afecciones inflamatorias de la piel, trastornos convulsivos, síntomas gastrointestinales/genitourinarios y trastornos del neurodesarrollo y afecciones psicológicas.
- De acuerdo a los autores, «la obesidad es un problema de salud complejo y socialmente significativo que puede afectar de manera diferente a diferentes subtipos clínicos y demográficos de pacientes pediátricos».
Fuente: El Mundo.es
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