Estimados docentes: Una de las principales normas de urbanidad que, como docentes, debemos promover entre nuestros alumnos es la de no arrojar desperdicios en las calles, parques, patios, plazas y avenidas. A veces vemos, con estupefacción, cómo desde las ventanas de autos costosos, salen volando al pavimento empaques plastificados de galletas, golosinas de todo tipo, cáscaras de plátano, colillas de cigarrillo, papeles, etc. Esto demuestra un nivel de salvajismo social que resulta inaceptable en varios niveles. Sin importar el nivel socioeconómico y el grado de formación académica que tengamos, si no somos capaces de corregir esa mala conducta será muy difícil que logremos aprender otras cosas más complicadas.
El hábito negativo de deshacerse de aquello que no nos sirve en la calle -en lugar de cargarlo hasta encontrar un basurero público y, si eso no ocurre, hasta nuestra casa- tiene que ver con una noción irrespetuosa de la convivencia urbana. Pero también involucra una ausencia de criterio frente a los problemas que eso trae, tanto a nivel de ornato de nuestras ciudades como en dos temas de los cuales no se hablaba mucho en colegios y universidades hace treinta años, pero que hoy son un asunto de vibrante actualidad: la contaminación ambiental y el reciclaje.
Uno de los comportamientos más reprobables de las masas de turistas que pasean por el mundo en búsqueda de experiencias, aprendizajes y fotos para sus redes sociales, es ver cómo pasan por alto todas las recomendaciones en ese sentido y lanzan a las piscinas, parques, explanadas de lugares históricos y calles/plazas por donde se movilizan todo lo que usan y desecha: bolsas plásticas, botellas de agua del mismo material, papeles de toda índole, envases de productos comestibles y un largo etcétera. Y ni hablar de la contaminación de ríos, mares y reservas naturales que alteran peligrosamente el hábitat de especies animales que pueden terminar intoxicadas al ingerir estos residuos sólidos y tóxicos.
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EL DATO
- La basura se considera uno de los problemas ambientales más grandes de nuestra sociedad. La población y el consumo per cápita crece, y por ende la basura; pero el espacio no y además su tratamiento no es el adecuado del todo.
- Según confirman los estudios, una persona de un país desarrollado como España produce aproximadamente 1kilo de basura al día, basura que si no se recicla se debe almacenar y tardará muchos años en desaparecer, dependiendo de su composición.
- El problema que deriva de estas cifras es que literalmente nos quedamos sin sitio para almacenar tanta basura. Gran cantidad de basura llenan nuestras calles por ciudadanos sin escrúpulos que no hacen sino distorsionar nuestro entorno más cercano.
Fuente: Ecologistas en Acción.com
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