Estimados docentes: El martes 31 por la noche, cuando lleguen las doce, muchos de nosotros nos apuraremos en comer doce uvas para que la buena suerte nos acompañe en cada uno de los doce meses del nuevo año que comienza. Otros saldremos a correr una vuelta a la manzana abrazados a una maleta, para que podamos viajar en el futuro cercano. Y si no, no nos faltará una prenda amarilla que nos pondremos ilusionados de que atraerá la buena suerte a nuestras vidas. Estas costumbres o supersticiones, muchas de las cuales aprendimos de España, son solo algunos de ls rituales que realizamos ante la inminente llegada de un nuevo año.
La importancia de cerrar y abrir ciclos es fundamental para organizar nuestra vida. La semana pasada vimos la historia del calendario y cómo este nos ayuda a preparar actividades, plantear objetivos y proponernos metas ya sea en lo personal, familiar, laboral o profesional. Pero más allá de las acciones que solemos dejar al azar, no cabe duda que es nuestra propia capacidad de planificación la que nos permitirá conseguir que esos anhelos se hagan realidad. Como docentes, más allá de nuestra especialidad o área de enseñanza, tenemos el deber de inculcar entre nuestros estudiantes esa noción del orden y la preparación para el futuro, ya que así formaremos una generación que tenga claros esos conceptos.
De igual manera, es interesante conocer el por qué las diferentes civilizaciones han intentado, a través de la historia, definir la duración del año como ciclo asociado a la órbita de la Tierra, los ciclos lunares, los cambios de estación, etc., en razón a esta necesidad de plantear límites que nos digan cuándo comenzar y cuándo terminar una acción, un plan, una tarea.
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EL DATO
Año Nuevo: Curiosas tradiciones de diversos países del mundo
Dinamarca: La cena de Año Nuevo es a base de bacalao, tal y como dicta la tradición, y hay que entrar en el Año Nuevo saltando, por lo que todo el mundo salta en su silla con la primera campanada del reloj de la municipalidad de la capital, Copenhague. Además, también es tradición ir a demostrar cuánto aprecias a tu familia y amigos, tirando la vajilla contra las paredes de sus casas, por lo que es normal encontrar multitud de platos rotos por las calles de Copenhague el 1 de enero
Estonia: La tradición en Estonia para recibir el Año Nuevo es comer 7, 9 o 12 veces durante el día. Se supone que cada comida da fuerzas para empezar el año
Filipinas: Las mujeres filipinas celebran el Año Nuevo y llaman a la buena suerte pintándose lunares de forma redonda que simbolizan las monedas como prosperidad y salud. También suelen llevar unas monedas en el bolsillo con el mismo fin, las cuales hacen sonar justo al llegar la media noche. Además, en las casas es común que las frutas que se saquen a la mesa durante ese día sean redondas. También los niños saltan doce veces al llegar esa hora de la noche, para hacerse más altos y fuertes.
Sudáfrica: En el barrio de Hillsboro, en Johannesburgo, es tradición entrar al Año Nuevo sin cosas viejas en casa, con el fin de atraer la prosperidad, por lo que los habitantes de este lugar, tiran los muebles por la ventana.
Groenlandia: Lo raro de la tradición para recibir el Año Nuevo en Groenlandia es la cena, para la que se prepara un manjar llamado kiviak, que es carne de alca, un ave acuática. Lo curioso de esta receta no es sólo la especie de ave a la que no estamos acostumbrados, sino a que esta se come cruda, macerada dentro de la piel de una foca en la que se enrolla sin dejar entrar nada de aire, y que tarda 7 meses en estar lista para comer.
Rusia: El día de Año Nuevo en Rusia es el favorito de los niños, ya que es el día que viene el Abuelo de Hielo o como allí se conoce Ded Moroz, una especie de Papa Noel ruso, cargado de dulces, regalos, matriuskas, etc. que se consiguen siendo bueno durante todo el año, y bailando alrededor del árbol de Navidad.
Alemania: En Alemania y Austria existe la tradición de jugar al Bleigießen, una especie de juego adivinatorio. Hoy en día, venden packs de Sylvesterblei, que consiste en fundir varias figuritas de plomo en un cucharón, una vez hecho esto, se pone el plomo fundido dentro de agua fría para que se endurezca, formando una rara silueta, que simboliza lo que deparará el futuro.
Irlanda: En Irlanda, un país con multitud de supersticiones, la llegada del Año Nuevo se convierte en todo un ritual. En primer lugar, ese día no debe cerrarse ninguna puerta de la casa, para aquellos que ya no están con nosotros, puedan pasar libremente a celebrar esas fiestas tan especiales. Además, la primera persona que salga de la casa en Año Nuevo, debe ser un hombre, moreno y alto para traer prosperidad al hogar, nunca una niña pelirroja que atraería la mala suerte.
Japón: En Japón también tienen la tradición de recibir el nuevo año con campanadas, ni más ni menos que 108 campanadas de cada templo budista, con los que así se evitan los 108 pecados que los humanos pueden cometer. En cuanto a la gastronomía típica de ese día, siempre está presente el toshikoshi-soba, unos fideos muy largos, tan largos como se hará la fortuna de la familia que los come.
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