Estimados docentes: La pandemia nos está poniendo a prueba como colectivo social. A nivel mundial vemos cómo familias, poblaciones, países enteros, han perdido seres queridos a causa de la enfermedad. En niveles secundarios de afectación, se han perdido trabajos, hogares, estudios y una serie de cambios que nos han puesto delante de situaciones en las que nuestra tolerancia y, sobre todo, nuestra capacidad de adaptación, han pasado por duros momentos.
En ese sentido, para quienes venimos atravesando la crisis sanitaria sin mayores inconvenientes, la gratitud es uno de los sentimientos más poderosos y sólidos para seguir adelante. ¿Cómo enseñamos a las nuevas generaciones a ser agradecidas? Comúnmente se habla de estar agradecidos por seguir con vida. Sin embargo, ¿estamos creando las condiciones para que este sentimiento y actitud se extiendan en la vida cotidiana. Ser agradecidos nos da paz mental y sobre todo nos hace conscientes de nuestra condición como individuos que necesitamos de los demás para sobrevivir.
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EL DATO
- El aprender a dar las gracias o agradecer entrega bienestar y reconocimiento a los niños. Como todos los demás valores, se enseña a dar las gracias con el ejemplo, modelando para los niños nuestras propias acciones de agradecer.
- Es importante que los niños aprendan a dar las gracias no solo por lo material, sino también los gestos, las vivencias y tiempos compartidos. Por ejemplo, que les preparen el desayuno o compartan un tiempo en la plaza. Enseñar a un niño a ser agradecido puede ser tanto por medio de palabras como de detalles, gestos, sonrisas, etcétera.
- La gratitud puede definirse como un sentimiento de aprecio y valoración por las acciones que otros hacen a favor nuestro. Entonces, si pensamos en qué valores son estructurales a la hora de educar a niños, el de la gratitud fácilmente puede ocupar el primer lugar.
Fuente: Vitamina.cl
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