Estimados docentes: Ser optimista no significa estar contento, saltando, todo el día y todos los días. Se trata de ver las cosas, incluso las que generan más dudas o problemas, desde sus aspectos más positivos. Esto, que parece una declaración sencilla, es muy difícil de conseguir porque, ya sea por la real dimensión de los problemas o por una tendencia a resaltar siempre las cosas malas que nos pasan, terminamos mostrándonos pesimistas con respecto a casi todo, sin lugar para la esperanza o la confianza de que siempre puede mejorarse o superar determinados desafíos que nos propone la vida social y personal.
Tampoco se trata de estar distraídos o desconectado de las cosas que ejercen influencia negativa en nuestro ánimo o desempeño, ni en dar la espalda al trabajo que cuesta hacer que las cosas avancen. Ser optimista no es sentarse a que las cosas se arreglen solas sino batallar, incluso no exentos de momentos o experiencias desagradables, para que, por más incertidumbre que exista, con nuestro esfuerzo y buena voluntad las situaciones más difíciles pueden moderarse y controlarse a nuestro favor.
La neurociencia ofrece una serie de datos muy interesantes sobre cuán poderoso es nuestro cerebro en cuanto a sus posibilidades de sugestionarnos. Los pensamientos que tenemos sueles determinar, de manera inconsciente, el rumbo de ciertas cosas. No seremos capaces de cambiar todo lo que queramos de inmediato pero el curso de los acontecimientos, ligado a las acciones que ejecutemos para que se materialicen, pueden llegar a buenos resultados si creemos que eso es posible. Eso es ser optimista.
EL LINK
https://www.bbc.com/mundo/noticias-38251232
EL DATO
- Si se trata de elegir, es mejor ser optimista. Es verdad que los pesimistas están mejor preparados para anticiparse a un eventual fracaso, pero darse por vencido nunca es una solución en sí misma. “Al final, ser optimista es casi la única estrategia para solventar cualquier dificultad y no caer en la autodestrucción.
- A partir de aquí, el camino se bifurca en dos senderos. El primero es el que parecen haber tomado muchos profesores que comenzaron siendo optimistas y que han acabado cayendo en la desidia y en una actitud casi funcionarial.
- Aunque no se ha dicho todavía, otra de las grandes cuestiones es si los profesores deben enseñar únicamente la materia para la que se les contrata o también han de impartir una serie de valores que, en principio, corresponderían a los padres.
Fuente: La Vanguardia.com
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