Estimados docentes: El 14 de febrero se celebra el Día de San Valentín, más conocido actualmente como el Día del Amor y la Amistad. En posts de años pasados, hemos contado la historia de esta festividad que tiene un origen religioso y romántico, y que ha sido fuente de inspiración para muchas generaciones de parejas y familias. Sin embargo, actualmente vale la pena preguntarse cómo viven las nuevas generaciones esta fecha que antes fue tan especial y hoy es, básicamente, una combinación de publicidad invasiva y mezcla de conceptos que van de lo romántico a lo grotesco y lo antisocial.
Hasta hace algunos años, la vivencia del amor y el despertar a toda la gama de emociones asociadas a este sentimiento era más o menos la misma para los adolescentes. Entre géneros, se iban descubriendo poco a poco y con ilusión -y hasta algo de temor- aquellas sensaciones que tanto se han estudiado desde el punto de vista psicológico, neurológico, hormonal y hasta espiritual. Canciones, películas y novelas de televisión instalaron en la mente de chicos y chicas la forma en que se experimentaba el amor romántico, que caminaba íntimamente de la mano con las primeras inquietudes de tipo sexual. La orientación de padres, maestros, hermanos o familiares mayores y hasta psicólogos -en aquellas escuelas que tuvieran acceso a este servicio médico- tenía mucho peso en la conformación de esa subcultura personal, fundamental para el desarrollo integral de cada individuo. No quedaban fuera de este aprendizaje vital cuestiones como la salud, el respeto, el pudor, la responsabilidad, la dignidad, etc.
Hoy, todo eso ha cambiado. Desde que comenzaron a aparecer cuestionamientos relacionados a la no validez -o en todo caso la poca credibilidad- del amor romántico, debido a que el ser humano tiene un innegable lado oscuro que, en cuestiones de relaciones interpersonales siempre encontró maneras de inocularse en el movimiento y desarrollo de la sociedad, todos los conceptos que aprendimos acerca del amor y sus aristas, incluido el Día de San Valentín, han sufrido una radical transformación que, en algunos aspectos, luce más bien como una degradación.
Si antes era común que adolescentes de ambos géneros sufran, en algún momento de sus vidas, decepciones amorosas que traían consigo diversos aprendizajes sobre sí mismos y sus sentimientos, ahora lo más común -a pesar de que aun existan historias de amores verdaderos- es que padezcan de abusos que mellan su autoestima y que, generalmente, no aportan nada a una personalidad en crecimiento. El bullying y el acoso son, por supuesto, las peores expresiones de este nuevo esquema. Pero, en la misma línea, están los modelos de comportamiento de personajes de la farándula nacional e internacional y una especie de ligereza que chicos y chicas normalizan en su forma de interactuar en redes sociales, que se ubican en las antípodas de lo que es un aprendizaje emocional sano.
Ustedes, ¿qué opinan al respecto, maestros?
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EL DATO
- Los jóvenes que hacen parte de esta conversación nos hablan del amor, no solo romántico, sino propio, a la familia y a los amigos y nos explican por qué el amor es el motor del mundo. Para ellos, es felicidad y pasión, por ejemplo, reír con la familia o los amigos es una muestra de este sentimiento. Asimismo, “no se puede iniciar una relación de pareja sin amor propio” nos dicen.
- Como padres, muchas veces describimos y subestimamos el amor joven como algo pasajero. No obstante, ellos nos explican y aclaran porque, aunque es un sentimiento complejo, merece ser valorado y apoyado.
- Los jóvenes de hoy quieren un cambio, quieren que las princesas no sean rescatadas por príncipes, sino por ellas mismas. Con base en esto surge un tema clave: Consentimiento.
Fuente: Los mejores colegios.com
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