Estimados docentes: Cuando hablamos de educación, la coherencia nos remite a uno de los primeros aprendizajes relacionados a las habilidades de lectoescritura y expresión del pensamiento a través de las palabras, lo que involucra directamente al buen uso del idioma. Cuando no sabemos expresarnos, caemos en el riesgo de decir “incoherencias”, frases sin sentido ni conexión, tanto a nivel lingüístico -verbos o sustantivos sin conectores, frases incompletas o cortadas- como a nivel de comprensión. Lo vemos a diario en redacciones de redes sociales, personas que incluso han pasado por estudios superiores y que no pueden hacerse entender, porque no han desarrollado lo que en el curso de Lenguaje y Comunicación llamamos “coherencia y cohesión”.

Hay un segundo nivel de lo que conocemos como coherencia en educación, y tiene que ver esta vez con nuestro propio desempeño. Ser coherentes, en este caso, no solo tiene que ver con escribir en orden y hablar con la claridad y corrección adecuadas para darnos a entender -lo cual contribuye a que nuestras indicaciones y tareas sean captadas de manera apropiada por los estudiantes- sino que, además, se conecta con la coherencia que debemos guardar entre lo que hacemos y lo que decimos, en términos de comportamiento y de las expectativas que los alumnos tienen con respecto a nosotros como figuras de ejemplo y autoridad en las aulas. En ese sentido, la coherencia y la cohesión se enlazan a la integridad personal, a la consecuencia.

En la vida, ser coherente y consecuente -es decir, que no haya diferencias y menos oposiciones entre aquello que pregonamos con aquello que ejecutamos- es fundamental para mantener el buen nombre y reputación. La coherencia y la consecuencia son cualidades que se echan de menos en un gran porcentaje de políticos, líderes de opinión y cabezas de grupos de poder económico (públicos o privados), siempre dispuestos a cambiar de postura cuando sus intereses se ven involucrados. Esta coherencia también tiene su origen en la lingüística, solo que no estamos acostumbrados a realizar esas asociaciones de ideas. Seamos coherentes y ayudaremos a la formación de nuevas generaciones de ciudadanos más confiables, íntegros y socialmente positivos.

EL LINK

https://www.escuelasinfantilesvelilla.com/blog/como-transmitir-la-coherencia-a-los-ninos/

EL DATO

  • Las personas que enseñan modelan el aprendizaje con el ejemplo, por tanto, el contacto consigo mismos es fundamental. Cuando se piensa de una forma, diferente a la que se siente y, se termina haciendo, sin unir la mente con el corazón, se experimenta una sensación de traición, lo que hace que haya un mal trato consigo mismo y, por ende, hacia los demás.
  • Si a eso se le suma que el trato con los otros es diferente a como nos gusta que nos traten, la contradicción que se genera va llevando al resentimiento con uno mismo, con los otros y todo esto se traduce en violencia.
  • En este libro, la coherencia aparecerá en diferentes situaciones, una es la que se expuso anteriormente, es decir, trabajar en la coherencia interna, pensando, sintiendo y haciendo en la misma dirección, desarrollar la coherencia interpersonal, tratando a los otros como nos gusta ser tratados, considerando a la comunidad educativa como el espacio en que llevamos adelante nuestras acciones y además, se va a considerar la coherencia en las experiencias de aprendizaje.

Fuente: Humanistas.org

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