Estimados docentes: La tarea de reeducar los hábitos de consumo entre las nuevas generaciones es ardua y requiere de mucho compromiso y paciencia por parte de los profesionales de la educación. Este trabajo encuentra, en la mayoría de casos, sus principales obstáculos en la publicidad invasiva de aquellos productos que, aun siendo comprobadamente dañinos, han sido impuestos como modas entre las generaciones más jóvenes.

Uno de estos productos que, además, se ubica entre los más peligrosos y a la vez populares, son las llamadas bebidas energizantes. Inicialmente se les asoció mucho a la actividad deportiva, pues algunas de ellas contienen sales y concentración e ciertos minerales. Por otro lado, como entre sus componentes tienen cafeína, se posicionaron también como bebidas útiles para mantenerse alerta. Por ello pasaron de ser consumidas por personas adultas que practicaban deportes, para recuperarse de la deshidratación, a dos campos totalmente ajenos a la actividad física con fines deportivos: la educación y la diversión.

A nivel de la educación, muchos estudiantes comenzaron a consumir bebidas energizantes para mantenerse despiertos por más horas y hacer trabajos o estudiar durante mucho tiempo. Y, en el ámbito de la diversión, como descubrieron que los mantenía alertas, lo empezaron a vender en discotecas para “soportar” más. Y aquí es donde su peligro se incrementó pues en estos establecimientos lo combina con bebidas alcohólicas, lo cual pone en riesgo de muerte a sus consumidores, pues provoca alteraciones cardiacas que pueden terminar en eventos fatales.

EL LINK

https://www.gob.mx/salud/articulos/los-riesgos-del-consumo-de-bebidas-energeticas

EL DATO

  • Los niños y adolescentes son especialmente vulnerables a los efectos nocivos de la cafeína en el sistema cardiovascular y sistema neurológico: baja autoestima, depresión, nerviosismo, ansiedad, problemas de concentración, insomnio y empeoramiento del rendimiento escolar.
  • ¿De qué están ‘hechas’ las erróneamente denominadas bebidas energéticas? «Son bebidas sin alcohol, con sustancias estimulantes tales como la cafeína, taurina, vitaminas, minerales, aditivos, saborizantes y gran cantidad de azúcar».
  • Aunque es una ‘costumbre’ bastante generalizada, mezclarlas con alcohol es una pésima idea: «El alcohol es un depresor del sistema nervioso, mientras que la cafeína es un estimulante que les hace sentir bien. Se puede perder la noción de lo bebido, con el riesgo de acabar con intoxicación etílica».

Fuente: El Mundo

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